domingo, enero 24, 2010

AMOR DE TANGO(Novela)

3
                                                                                                                Autor:PePe de Arias


Cómo ya saben soy español pero viví casi cuarenta años en Argentina, Buenos Aires, donde nacieron dos de mis hijos y tengo cuatro nietos. Aprendí, entre tantas otras cosas, a amar el Tango. No sólo a bailarlo, sino que quise también conocerlo más a fondo y me anoté en la Universiad del Tango de Buenos Aires, donde estudié danza y coreografía. Luego mi vida comenzó a tomar otros rumbos y volví a España, luego fue Mexico y ahora estoy viviendo en Rio de Janeiro. Lo que se dice un verdadero ciudadano del mundo.
Pero nunca he dejado de dar clases de Tango y escribir Tangos.
Hace diez años atrás, tuve la idea de escribir una novela con esta temática y de ahí nació "AMOR DE TANGO",
Hoy la comparto con ustedes a la distancia y se la dedico a mis tres hijos, Sergio, Diego y Vanesa, que son, como el Tango, un canto a la vida.
Espero la disfruten. Aquí están los primeros capítulos.  La iré publicando por entregas.El suspense está hasta la última página.


                       

             AMOR DE TANGO

                                                 CAPITULO UNO

                                                                                  PRIMERA PARTE
                                                                                           (Vigilia)



Corría el año 1940. Juan, como tantos españoles, emigró un día a la Argentina junto con su esposa Laura y sus tres hijos: Santiago, Luisito y Marisol. Vivían en un típico “conventillo” del barrio de la Boca en Buenos Aires, muy cerca del Riachuelo, entre calles empedradas, atravesadas por viejas vías de tranvía, que servían ahora de potrero para los pibes que, después de gambetear una pelota de trapo, se iban en patota hacia la Bombonera, pateando tachos de basura.

La Boca es un barrio singular. Creo que es esta la palabra justa, "singular", para describirlo, por su policromía y sus características que lo diferencian de todos los demás barrios porteños, donde el azul y el oro se mezclan con matices ocres, marrones y blancos, como en las acuarelas de Quinquela Martín, en un estallido de luz violento, a tal punto que ni las sombras de los atardeceres logran empalidecerlos con su penumbra. “Singular” también por el embrujo de sus lanchones bostezando petróleo sobre el Riachuelo, evocando el chamuyo y la bronca del tango arrabalero, ese "sentimiento triste que se baila", como bien lo definió Enrique Santos Discépolo, o "un producto híbrido del arrabal porteño", como injustamente lo definió Carlos Ibarguren, porque "negar el tango es negar a Buenos Aires, que contrarreplicaría más tarde en su defensa el inolvidable Ernesto Sábato.

Las calles de la Boca, como tantas otras de Buenos Aires, tienen ese “no sé qué” que lo ponen a uno nostálgico. Existe allí una calle, que no es calle, aunque sí lo es, llamada Caminito, que inmortalizó Juan de Dios Filiberto en los versos de un tango inmortal:

Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez
he venido a contarte mi mal

Caminito que entonces estabas
Bordado de trébol y juncos en flor,
Una sombra ya pronto serás,
Una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue
Triste vivo yo,
Caminito amigo,
Yo también me voy.

Desde que se fue
Nunca más volvió.
Seguiré sus pasos…
Caminito, adiós…

Caminito que todas las tardes
Feliz recorría cantando mi amor,
No le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó

Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró
Yo a tu lado quisiera caer.
Y que el tiempo nos mate a los dos.


La Boca está rodeada de embrujos, historias secretas de corazones rotos, nostalgias de un país lejano, acentuada por el rancio mestizaje y sus duelos de guapos y compadritos.

Recostada en el corazón del barrio, la calle Caminito parece una novia entregada al amor y al recuerdo. Tan chiquita que nunca creció, apretada en su cintura, para que nadie se atreva a llevársela, por las calles Garibaldi y General de la Madrid, reposa sus pies, o su cabeza,-según el ángulo en que se la mire- en la intersección de otras dos calles; una que empieza, la Av. Pedro de Mendoza, y otra que termina, Magallanes.

El Riachuelo se quedó ahí, no más, a unos pasos, como besándole los pies, expectante, por si un día despierta y decide también irse, como tantos otros lo hicieron.

Barrio otrora de bohemios y malevos, de guapos y milongueros, de compadres y compadritos, la Boca está recostada sobre un flanco del Riachuelo, un trozo de lo que fue un día mestizaje entre criollos y otras razas, porque Buenos Aires es así, celeste y blanca, un robo al cielo, afronterada, abierta a la esperanza y a los sueños de quienes quieran habitar su suelo; y así lo estableció generosamente en su constitución como ejemplo vivo de biocracia.

-"Empezaremos por comprender mejor sus costumbres y respetarlas",-repetía Juan con insistencia a su familia.- Y es que Juan estaba seguro que no existía en el mundo un País tan solidario y acogedor con los extranjeros.

Vivían justo a la vuelta de Rocha, a una cuadra de Caminito, en una especie de bohardilla con dos pequeños cuartos, una cocina económica y un baño chiquito. Se accedía a ella por una escalera de madera, carcomida ya por la humedad, tan típica de Buenos Aires(“Si no fuera por esta humedad que te mata….”).

Diariamente se veían contingentes de turistas, armados de sus cámaras fotográficas, flasheando aquellas calles para llevárselas de recuerdo y evocar más tarde unas vacaciones y demostrar que el Sur también existe.

Juan no había aún entrado en el corazón de las cosas. Se le hacía difícil comprender a los porteños, sobre todo su bronca, ese resentimiento que tan bien expresa el tango, porque el tango es triste, y es triste porque es desesperanzador (“En mi vida tuve muchas, muchas minas, pero nunca una mujer” “Nada le debo a la vida, nada le debo al amor; la vida me dio tristezas y el amor una traición”). No por eso Juan se convirtió en un alma sombría. Tampoco aprendió a reir con una mueca y a escupir de costado como lo hacía el porteño; en parte porque es difícil hacerlo, y en parte porque le parecía una forma sarcástica de traducir la existencia. Para él, pese a todo, la vida seguía siendo bella. Tampoco asumió el rol de compadrito, típico de una sociedad rencorosa y maleva. El lo achacaba a un velado sentimiento de baja autoestima. No se dejó arropar por la nostalgia, aunque debió confesar en más de una ocasión que le agarraban remezones de morriña, sobre todo al escuchar algunas tonadas españolas, que le hacían verter algunos lagrimones. Y hasta el tango lograba a veces ponerlo melancólico al escuchar algún bandoneón desgranando lamentos “pal recuerdo”, en letras como esta: ”Te acordás hermano qué tiempos aquellos…..”

Paseando algunas tardes con Laura, su mujer, por la calle Caminito, se topaban con alguna pareja de bailarines de tango, más que abrazados sus cuerpos-pues el tango es abrazo-entrelazados, acompañados por un cantor y uno o dos bandoneonistas vestidos de riguroso negro y sentados en unos banquitos bajitos, la cabeza apoyada en el fuelle como queriendo escuchar cada uno de sus notas y lamentos, con sus sombreros, también negros, calados hasta las orejas para no ver y sí sentir, los ojos pegados al piso, ausentes, arrancando, más que notas, lamentos desgarradores a un instrumento de cuarta generación.

Juan quedaba entonces absorto por tiempo indefinido hasta que Laura lo despertaba de su ensimismamiento tironeándolo de un brazo. Y es que cada vez que algo así sucedía, Juan como que entraba en una dimensión desconocida, queriendo comprender más, pero quedando siempre en el intento. Algo en él se despertaba entonces buscando respuestas a una serie de preguntas que nunca se había atrevido a formular por creer no tener respuesta. Escuchaba aquellas notas que parecían surgir del fondo oscuro de un pozo invisible y misterioso, como el reflejado un día en los ojos asustados de Platero. Se lo veía seguir, casi inconscientemente, con un movimiento acompasado de sus ojos y el vaivén de sus pies, las contorsiones de aquellos endiablados bailarines de tango, que expresaban en un lenguaje sensual y casi lascivo, un arte para él aún ininteligible, pero conmovedor a su vez. Cortes y quebradas hacían contonear sus caderas y girar sus cuerpos como trompos en vórtices mágicos, conteniendo por momentos muy breves el aliento y produciendo un vacío interno que sólo podía ser llenado por Dios o por el diablo. En la mente de Juan ideas contradictorias le hacían considerar aquella danza como endiablada y a su vez sagrada. Se producía entonces un compás de espera o una detención, al que seguía un quiebre de cintura donde sus bocas se acercaban y mezclaban sus alientos entre lo dramático y lo épico, lo divino y lo humano, lo simbólico y lo diabólico, el perdón y la culpa; donde la lujuria de un abrazo les hacia cerrar los ojos y encerrarse en sí mismos en un “orgasmo mental” de fantasías y sensaciones maravillosas. Su espíritu parecía moverse más allá de sus cuerpos. No eran dos, eran tres…diez….cien…; eran miles de personas bailando, convertidas en luz, en radiante claridad, un despertar más allá de las sombras, del espacio y el tiempo, en un eterno devenir del aquí y ahora. Sus cuerpos, tan sutiles, parecían ser arrastrados y movidos por invisibles hilos haciendo surgir pasos de la nada como un universo de danzantes fotones, deslizándose, modificando sus pasos al más leve deseo, contorsionándose en pivotes intermitentes, calesitas, ochos, dobles ochos, cruzadas, dobles cruzadas, medias lunas, trabadas, boleos, arrastradas, ganchos entreverados, firuletes, taconeos, mordidas, sobrepasos, molinetes, resoluciones simples y continuas, y un sin fin de pasos y figuras que surgían sin pensarlo, que se modificaban como nubes en un bello atardecer.

Una amalgama de sensaciones corrían por la mente y la piel de Juan que, aún sin comprender, le hacían vibrar las fibras más íntimas de su ser y estallar su ya afiebrada imaginación, hasta el punto de llegar a pensar y vislumbrar una respuesta a sus dudas existenciales. Algo extraño presentía en aquella increible danza que desde hacia algún tiempo le estaba quitando literalmente el sueño

Aquellos bailarines soñaban o estaban conscientes? Él mismo, Juan, soñaba o estaba despierto? Las dos cosas tal vez? Un cuarto estado de conciencia en el lugar silencioso de su mente? A quién seducían en el tango? A cuántas personas hacían partícipes en aquel triángulo de contención de sus brazos? Cuántos “orgasmos” puede producir el alma?

Tal vez lo único que Juan buscaba era sólo una justificación a culpas pasadas y no olvidadas ni perdonadas. Fue por eso que aquel mismo día se prometió a sí mismo estudiar y aprender aquella extraña danza, dual y única a la vez, capaz de darle la respuesta que él buscaba.

-A mi no me gusta el tango,- le dijo un día su mujer con voz desenfadada.-No pienso aprender a bailar esa danza macabra, que más parece de putas.- Sus palabras sonaron agrias.

-Podrías intentarlo al menos, mujer. Con el tiempo puede ser que no te desagrade tanto-dijo Juan calmadamente, sin tener en cuenta el veneno encerrado en las palabras de Laura.

-No lo creo. Además el tango es triste. Los españoles somos más alegres.

-Lo es, no cabe duda. Nadie niega eso. Aunque triste es la gente, no el tango. Pero tanbien tiene duende como nuestro cante jondo, encierra misterio, y refleja la vida.

-No lo creo así-replicó Laura.- Si tanto te atrae y te interesa, búscate una “mina”.como las llaman por aquí. Tal vez ella te pueda ayudar a desvelar ese misterio del que tanto hablas. Yo no sé qué es lo que le ves a esa maldita danza.

-Yo tampoco sé,-dijo Juan, sin perturbarse- si me gusta hasta ese punto, pero hay algo en ella que me seduce y me atrae como un imán.

-Ya te lo dije: búscate otra. Conmigo no cuentes. Tal vez esa minita te lo haga saber mejor que yo.- Con la palabra “yo” aún en su boca, dio media vuelta, un portazo y se fue.

-Eso es lo que haré.-gritó Juan, elevando la voz para que Laura lo escuchara, a sabiendas de que aún estaba detrás de la puerta y de que aquellos iba a traerle inconvenientes.

-Pues muy bien, si esa es tu decisión que tengas mucha suerte- contestó entreabriendo la puerta pero sin aparecer. Y esta vez sí, el portazo hizo dar un salto en la silla a Juan que balbuceó para sí: “la guerra recién comienza”.

Sin embargo Juan estaba decidido. Aprendería a bailar tango, aún en contra de su mujer. Sus sueños se estaban haciendo cada vez más reales. Por el momento no distinguía entre sueño y vigilia. A veces, estando soñando, se preguntaba: ”Lo ves, Juan, no puedes estar soñando, allí está la casa de tus padres, el muro con las escaleras de piedra. Allí está Eulogio, el tonto del pueblo. No escuchas acaso el martilleo de Paco el zapatero? Eso no es estar soñando”. Y luego, al despertar, la desilusión. Pero también un nuevo interrogante: no estaré soñando ahora que estoy despierto? Así es como Juan se devanaba los sesos. Y no quería confrontar experiencias con nadie, no fuera que lo tomaran por loco. Le ocurriría eso sólo a él? , porque al parecer el mundo seguía andando, y él detenido en el tiempo, formulando preguntas que nadie le respondería nunca. Por qué debía ser la vigilia algo real y los sueños pura ficción? Por qué no la misma realidad?. Y ahí entraba Juan en otra paradoja: por qué en uno (vigilia) existían imposibilidades, como volar, por ejemplo, y en el otro (sueño), muchas más posibilidades?

Y eso lo llevaba a Juan a un conflicto ético y moral mucho mayor: en sueños amaba con la misma intensidad a otra mujer y no sentía culpa, ni propia ni ajena, más bien un estado de dicha; mientras que en vigilia, si amaba a las dos mujeres, sentía culpa, tanto propia como ajena.

Así era cómo Juan se mecía en la amaca de lo irreconciliable. Si por él fuera, le gustaría que la vigilia fuera tan inculpable como los sueños. De no ser una conjetura solamente, se verían resueltos, como por arte de magia, infinidad de complejos de culpa, entre ellos el conflicto de parejas. “Nadie puede negar hoy en día el patético fracaso del matrimonio como institución estable” pensaba Juan. Tal es así que el matrimonio como institución parece estar lapidado por un “requiescantimpace”. “En el tango encontraré la respuesta”, se repetía una y otra vez Juan. Se lo decía a sí mismo, más como deseo que como afirmación.

Para comprobarlo debería vivirlo primero en carne propia, sentir el cuerpo de una mujer, de una “mina”, de muchas “minas”, abrazadas a su piel, obedientes todas ellas a su marcación, pero libres a su vez para la propuesta creativa, atados ambos a un mismo ritmo, a un único compás de dos por cuatro, cada quien en su mundo de fantasías y muñecas bravas, de titiriteros, de guapos y cafishos.

Juan presentía que no había en el tango, como en el sueño, culpa alguna. Y quería comprobarlo. “Sólo los críticos envenenan el tango”, decía a veces con cierta bronca contenida. Al tango lo veía Juan, o mejor lo sentía, como una reconciliación del sueño y la vigilia. Estaba seguro de descubrir en él las mentiras con que se disfraza la verdad. Sabía que no sería fácil. El amaba a Laura (vigilia) y también a Aurora(sueño). Y fue precisamente en un sueño donde Juan entrevió, al hacer el amor con Aurora, que amor en sueño, podía convertirse en amor en vigilia, y amor en vigilia en amor en sueño. Y en ese punto se produciría la alquimia, lo mágico, en algún lugar ilocalizable de la conciencia, donde el amor condicionado se convertiría en amor punto, sin condicionamientos, como siempre fue. Un bebé le hace el amor a todo lo que toca. Será que para comprender las cosas tenemos que volver a ser bebés? Qué cosa es culpable o inculpable en el “amor punto”?

“Comenzaré por algo concreto”, pensó Juan: “aprenderé a bailar tango”.

En un principio sintió como una puñalada que Laura, su mujer, no lo acompañara. Luego, al reflexionar, comprendió que tal vez era esa la forma en que el destino se encaprichaba en que sucedieran las cosas.


----------------------------------------------------------------------------------------------------------



AMOR DE TANGO

CAPITULO DOS

Sueño

Juan voló aquella noche, como tantas otras lo había hecho, a la ciudad de Nueva York guiado por un impulso secreto del corazón. La última vez que lo hizo, sólo encontró una terraza de hojas muertas y una mansión abandonada.

Antes de aterrizar sobrevoló la estatua de la libertad. Lo que más lo sorprendió fue ver junta a ella otra estatua, la de la responsabilidad. con el rostro de Aurora. (Juan sabía muy bien que no existe verdadera libertad sin responsabilidad). Se detuvo por unos instantes, pues no pudo menos que recordarla. Sabía que él la había mandado erigir en su honor y en cumplimiento a una promesa, pero se asombró igualmente como si fuera la primera vez que la veía. Sintió que el pecho se le oprimía, y no sabía si de tristeza, angustia o felicidad. Tal vez de desesperanza. Durante el vuelo no escuchó ni una sola vez a la Voz. Esto lo alertó. Presintió lo peor. Pero no siempre las cosas salen como las pensamos. Las puertas del laberinto seguían sin aparecer



Aurora se había recluido en su mansión de Nueva York después de dejar la presidencia de la nación, que, como todos ya conocen, fue marcada por haber condonado la deuda externa de todos los paises acreedores, y eso le costó precisamente la presidencia, y a su vez la convertía en la mujer más popular de la historia. Juan había volado con ella cuando aún era una ciudadana norteamericana, de jeans y campera roja. Recordaba con exactitud el día en que se enamoraron. De ahí a la fecha se escribieron tres historias de amor bien diferentes. A pesar de la afiebrada actividad con.que Aurora trataba de apaciaguar el dolor por la repentina ausencia de Juan, siempre encontraba algún momento de esparcimiento para oxigenar su alma. Le gustaba por demás la danza, que amaba y practicaba desde niña. Pero nunca había practicado tango. A raiz de haber visto la película “Lección de tango”, cuya protagonista es una diseñadora de modas , que deja todo cuando se apasiona por esta danza y conoce un bailarín con quien comienza a tomar sus primeros pasos, del cual termina por enamorarse, Aurora se apasionó también por el tango. Dado que su cuerpo estaba ya preparado para la danza, no tardó en convertirse en una experta bailarina. Su profesor.estaba admirado no sólo de cómo bailaba, sino también de cómo había asimilado el sentido profundo de esa danza.

-Te hace soñar con los ojos abiertos-le dijo un dia Aurora a su mejor amiga.- También te hace creer en los imposibles. Yo creo en el regreso de Juan y de que un día volverá a mi lado.

-La vida, Aurora- le decía a su vez su amiga-siempre te da otras oportunidades.

-Lo sé, pero yo sólo quiero a Juan.-Se habían hecho amigas poco después de la partida de Juan, cuando Aurora ejercía aún como presidenta. Desde entonces creció su amistad y era su mejor amiga y confidente. Julia tenía un refinado sentido del humor que lo usaba magistralmente cada vez que Aurora caía en uno de sus pozos depresivos, que eran cada vez más frecuentes.. En esos días no se movía de su lado y la acompañaba a todas partes. A veces hasta la obligaba a pasear con ella, sacarse fotos, escuchar música. Otras la acompañaba al teatro y luego se iban a cenar a algún restaurant por la quinta avenida. Julia se convertía entonces en una máquina de crear situaciones para distraer a su amiga del alma- Un día conoceré yo también a Juan y se enamorará de mi, y te morirás de celos, y te suicidarás…y los dos iremos a tu entierro-Aurora no podía menos que reirse.

-Pues te diré que no te daré ese gusto, aunque te juro que sería la única mujer del mundo con la que lo compartiría, aunque él dice que el amor no se comparte, se da entero.-Julia soltó una carcajada, -No sabes, Julia, lo que me costó llegar a entender eso. Ahora reconozco que es lo más sublime que aprendí de él.

-Yo te lo decía en broma, capullo.

-Y yo, Julia, hablo en serio. Aprendí muchas cosas junto a él. Juan no es un ser de este mundo. Recuerdo que siempre me lo decía y nunca lo comprendí, o no quería entenderlo.

-No comprendo muy bien cómo es eso. Creo que vas a tener que explicarme aún algunas cosas.

-Nadie puede enseñarte nada, Julia; esto también lo decía él.. Las cosas están dentro de ti, no fuera. Se presienen: el alma vibrando, lo sutil, de pronto vuelas sin saber cómo, tal vez porque creiste que podias, te conviertes en pájaro, en un pensamiento tuyo y viajas en el tiempo, en varias dimensiones, bajas al infierno, conversas con Dios, lo conoces, paseas con él, compruebas que es como tú, como yo, no hay límites ni barreras, no hay ley, sólo la del amor, no hay culpas, sólo amor…amor…amor….No soy yo que dice esto, se lo escuché a Juan, El sabía esas cosas, no sé quien se las enseñó, creo que ni siquiera sé quién es, sólo que lo amo. Cómo pretendes tú que yo te enseñe, Julia. Cada uno de nosotros tiene ya todo el conocimiento que precisa, sólo necesita tomar consciencia, creer y usarlo.- Cuando Aurora hablaba así, Julia se la quedaba mirando como si ya no fuera Aurora quien le hablaba.

-Me tomas por loca, verdad? Pues no lo estoy, sólo he cambiado algunos paradigmas enfuruñados y los estoy lustrando.

-Claro que no, Aurora. Aunque motivos no me faltan para pensar que los dos están chiflados. Sólo que aún no estoy preparada, como ya te dije, para entender ciertas cosas. Y no creo ser la única. Me encantaría poder compartir vuestro mundo. Tal vez algún día lo haga, cuando me pueda quitar mis zapatos.

-Y si fuéramos dos locos?

-Entonces sí los creería.- Las dos se rieron

-Si un día llegas a conocer a Juan, es posible que le escuches decir cosas como estas que conversaba conmigo: “En los relacionamientos no debe importarte cómo es una persona para amarla. Lo que es, cómo se comporta, sus propios defectos, pueden afectar tu orgullo, nunca tu amor”- No es maravilloso?

-Claro que lo es, pero quién lo hace?

-No lo hacen-y eso también lo decía Juan-porque no saben lo que es el amor punto.

-Y qué es el amor punto?

-El decía que era aquel amor que le hace el amor a todas las cosas. Y me ponía el ejemplo de los niños, que ellos le hacen el amor a todo cuanto tocan

-Difícil de entender.

-Pues sí, pero si lo piensas no es nada descabellado. San Agustín se atrevió a decir Ama y haz lo que quieras”

-Eso sí nunca lo entendí, Aurora.

-Yo tampoco lo entendía

-Y ahora sí?

-Pues creo que sí, porque, como decía también Juan, el amor solo da un fruto: amor. Y tiene sentido. Nada malo puede surgir de algo bueno. En ese caso, pecar sería dejar de amar.

-Pues sí. Cuántas cosas que no sabemos, o creemos que las sabemos pero en realidad no las sabemos.

-De él aprendí que no es nuestro trabajo o nuestros títulos, que nos hacen especiales en este mundo, sino nuestro propósito en la vida.

-También eso tiene mucho sentido-corroboró Julia.

-Podría nombrarte infinidad de cosas así, que a mi me volaban el cerebro y él las decía con toda simplicidad, como dando por supuesto que eran obvias para cualquiera.

-Vete tú a saber qué maestros habrá tenido

-Según él su único maestro fue su padre, que murió cuando él tenia a penas once años, y poco antes de morir le escuchó decir que “el bien hay que hacerlo por el bien mismo”, y él vió y vivió cómo perdonó y lo salvó de una catástrofe financiera a la persona que lo había traicionado. Por eso decía que no importaba tener un padre para toda la vida, sino un ejemplo de padre para cada día.

-Genial tu Juan-acotó Julia- Ya me dieron ganas de ir a buscártelo. Qué tal si lo hacemos juntas.? Dónde crees que podemos encontrarlo?

-Él dijo cuando se fue que aún no había completado el laberinto. Que encontraría la salida y después volvería por mi.

-Pero a dónde se fue, mujer

-Si yo lo supiera!. Èl obedecía a una Voz. Conversaba con ella. Una Voz muy familiar. Dijo que hablaba con Dios

Pero a dónde se fue?

-Pues no lo sé, Era muy singular. Esto de singular también lo aprendí de él. Decía que lo que nos distingue de todas las demás personas es nuestra singularidad, no nuestra particularidad, eso que tú puedes darme que nadie más podría darme, eso te hace diferente de cualquier otro. Y parece ser que eso es cierto porque cada uno de nosotros tiene dones únicos y singulares. Te digo una cosa Julia? Acabo de tener un mal presentimiento Me temo que Juan se haya ido a su Planeta; él siempre hablaba de eso, aunque no abiertamente.

-Y yo tengo una idea, Aurora. Si tú me enseñas a volar, como Juan te enseñó a ti, podríamos hacernos un viajecito hasta ese Planeta,

-Es una brillante idea. Pensaremos cómo realizarlo.-Las dos se rieron ahora como dos chiquillas inventando el mundo.





Juan encontró a Aurora en la terraza de su mansión. Era una apacible tarde de otoño, pero no vió hojas muertas en el piso. Lo que sí notó fue el aroma de las azaleas perfumando el ambiente.. Todo estaba como él lo había dejado, como evocando en cada detalle una espera deseada. Pero lo que lo dejó sin aliento, y que fue superior a toda espectativa soñada fu ver a Aurora bailando tango con un muchacho de barbitas, bien apuesto, vestido de negro. Ella vestpia una blusa blanca y una pollera negra tajeada. Sonaba, muy marcada, la música de un tango. Juan trató de no hacer notar su presencia. El corazón se le salía del pecho. Se aproximó lo sufieniente para no ser descubierto por Aurora. Hizo una seña al que parecía ser su profesor. Ella estaba muy atenta y absorta en el tango que estaban danzanzo, perdida sabe Dios en qué recuerdos. Al terminar el tango, el profesor, que se había dado cuenta de la seña de Juan se aproximó hasta donde él estaba.

-Qué hacés, Pedro, dando clases en Nueva York?

-Y tú de ´donde demonio saliste? En se momento comenzó a sonar el tango Don Juan de Carlos Di Sarli.

-Quiero bailar ese tango con Aurora, pero sin que élla sepa que soy yo.

-Bien, comenzaré yo bailando con ella. Te aviso en el momento preciso par ahacer el relevo.

-O.K.- Pedro se dirigió a Aurora, la abrazó y antes de dar el primer paso le dijo:

-Este es una tango muy especial y vamos a intentar que te concentres para sentirlo con intensidad, así que trata de bailarlo con los ojos cerrados, y luego me dices cómo es que lo sentiste.- Aurora asintió con la cabeza y de inmediato cerrro sus ojos cuando se sintió apretada entre los brazos de Pedro. En un momento de la danza, él hizo un corte u una quebrada, y la soltó unos segundos, los suficientes para que Juan lo relevara, pues ya le había dado antes la seña y estba justo detrás suyo. Juan, que ya tenía la escuela de Pedro, la tomó de una forma bien parecida y pella no noto la diferencia. La fue apretando contra su pecho hasta casi quitarle el aliento. Poco antes de finalizar la pieza, Pedro hizo de nuevo el relevo. Cuando ella abrió los ojos al terminar, Aurora le preguntó:

-Cómo lo hice.?

Pues muy bien, pero puedes aún mejorar.

No me dejes pasar un solo error, me interesa mucho aprender profesionalmente esta danza.

-Lo haré. Creo que te falta motivación.

-Tengo sobradas razones para no estar motivada.

-Yo diría una sola.

-Pues sí, esa es mi rarón

-Y cómo te sentiste bailando este último tango?

-Por qué me lo preguntas?

-Pues por saber cómo está el termómetro de tu motivación en este preciso momento.

-Nunca me preguntas eso.

-Bueno, supongo que siempre hay tangos especiales.

-Es que justamente, es la primera vez que he sentido algo diferente. No sabría explicártelo. Cómo se llama ese tango? Pues es uno de los bellos, tocado por la orquesta de Carlos di Sarli, un maestro del ritmo.

-Con razón. Ahora todo encaja. Tal vez fue eso. Sí, claro que fue eso. Juan estaba en subconsciente. Tuve la ilusión de que lo bailaba con él. Más que una ilusión fue un desvarío.

-Sé cómo amas a ese hombre

-No, no lo sabes.Nadie puede saberlo. Aunque por momentos te conviertes en brujo

_Y si te dijera quehas bailado con él y no conmigo?

-Te contestaría que tu imaginación supera a la mía. Te odio.-Le dio un beso.-Eres un gran amigo y un excelente profesor.Además Juan nunca bailó tango.

-Quien te dice. No olvides que vive en Buenos Aires.

-Cómo es que sabes eso?

-Tú me lo dijiste

-Yo nunca pude decir eso, pues no lo sabía.

-Lo abré soñado entonces. Olvídalo.

-Si algún día vuelve quiero que le enseñes como me enseñaste a mi.

-Pometido.Bien, voy a poner uno de los más bellos y apasionantes tangos, le dicen el rey de los tangos. Y ahora sí cierra bien tus ojos y siéntelo al máximo porque se te van a mover todas la fibras de tu alma. Cuando uno baila este tango es como si el amor de tu vida te llevara en sus brazós y al final te poseyera. Penetra entonces en tus venas y te envenena la sangre hasta tal punto que te dejarías picar por una serpiente, como Cleopatra, y no sentirias ningún dolor porque estás con tu amado, transformado en él, y juntos transcienden toda motivación posible y entran en una dimensión desconocida donde, entre enloquecer de placer o mrir de dolor, no hay diferencia. Puedes llegar a olvidarte de quién eres ni conquién estás. Los dos sois uno. Quieres probarlo?

-Claro

-estás ya lista?

-Estoy lista?

-Olvídate de mi y de ti, entrégate y déjate llevar.

-Así lo haré.

-Entonces vete al centro de la pista y me esperas con tus ojos cerradosy demostrando provocación en tus gestos.- Aurora se fue al centro de la pista. En ese momento le hizo un gesto a Juan para que se aproximara para bailar todo ese tango con ella. Juan fue hasta donde estaba Aurora, hizo dos amagues, una media vuelta y quedó enfrentado a Aurora.que estaba como ida y mostrando su boca en un gesto sensual. Sus labios casi se rozaron. Él la miró extasiado antes de dar el primer paso. Se hubiera comido aquella boca en ese mismo instante, pero se contuvo. Comenzó a desplazarla rápido por toda la pista, como tratando de que volara en sus brazos, para luego ir diminuyendo el ritmo y permitir un acercamiento, donde cada figura la acercaba más a su cuerpo, hasta por momentos rozar sus labios con los suyos y sentir el aliento de su boca sobre la suya y los latidos acompasados de su corazón acelerándose cada vez más. Corrían lagrimas como perlas por el rostro de Aurora. También comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia sobre la terraza. Aspiraba ahora el calor húmedo de su cuerpo. Sus corazones latían con más fuerza. Cortes, quebradas, giros…el éxtasis. Los silencios en la música hacían de cada detención un abismo de nuevas sensaciones. Aurora moría lentamente. Crecía su locura, también su placer. Su entrega era total. Sus cuerpos se movían por momentos irrefrenablemente al ritmo de la música, y de pronto se detenían como tocados por un halo de misterio para aproximar más sus cuerpos en un mar de sensaciones incontenibles. Se bebían el calos de sus alientos. Y llegó el final. Cuando Aurora abrió sus ojos se encontró con los de Juan. No tuvo tiempor de saber si era realidad o un visión porque en ese mismo instante se desmayó en sus brazos. Juan la besó con dulzura en losbios y la llevo hasta un diván. Cuando volvió a abrir sus ojos fue para encontrarse de nuevo con los de Juan. Ahí comprobó la realidad. Los dos se fundieron en un abrazo interminable y feliz.

-Dios mio, esto no es posible.

-No lo es, tú lo hiciste poible-contestó Pedro apareciendo a su lado.

-Me engañaste, maldito!

-A esto le llamas engaño, amor?-dijo Juan.

Cuando quisieron agradecer a Pedro, ya había desaparecido.

-Te quedas conmigo-preguntó Aurora.

-Estoy contigo.

-Mejor no contestes ahora mi pregunta. Quiero disfrutar esta noche como si fuera eterna. Mañana me la contestas.

Las primeras luces los encontró aún despiertos. Entonces sí le pidió Aurora que contestara su pregunta. Juan no tuvo tiempo de contestarla ni Aurora de escucharla. Sonó el despertador.



Juan lo apagó y se quedó un rato en la cama con una sensación de impotencia por no poder conciliar ambas realidades. Al rato se durmió de vuelta; lo suficiente para soñar de vuelta y encontrarse con la Voz.

-Cómo estás, Juan?

-Esta vez no jugaste limpio, aunque no puedo reprocharte

-Por qué lo dices?

-Siempre que desapareces es porque algo malo está por suceder.

-A qué llamas algo malo? Por qué clasificas así las cosas?

-No lo sé. Pero esa es la triste realidad. Siempre ocurren cosas malas.

-Mejor dí: siempre ocurren cosas. Y está bien que así sea.

-Si tú lo dices…..Lo que sí debo agradecerte es la sorpresa de esta noche. No me la esperaba.

-Aún tengo otras para tu asombro.

-Sí, ya me lo dijiste y repetiste muchas veces: la esencia de un hombre es el esombro.

-Veo que tienes buena memoria

-Creo que es lo único que me queda bueno;-La voz sonrió.

-Veo que no pierdes el sentido del humor.

-Pues no. Fue otra de tus enseñanzas: lo necesitamos para sobrevivir.

-El día que el humor acabe dejaréis de sobrevivir realmente.

-Cuándo dejarás de sorprender a los humanos?

-Nunca.

-Ya sabía la respuesta. Espero notener que perder ya más a Aurora.

-Nada es para siempre, Juan.

-Qué quieres decir con eso?

-Lo que escuchaste, Juan.

-Antes de que vayas, quiero hacerte una pregunta.- La Voz no conestó. Esperó la pregunta.- La verdad es que estoy muy confundido con lo que pasó.

-Qué pasó,Juan?

-Lo ves?, ahora eres tú el que se hace que no entiende. Tú sabes todo.

-Sí,lo sé todo, pero preciso escucharlo. Supongo que te refieres a Pedro. Qué quieres saber?

-Quién es Pedro?

-No sería mejor que te ocuparas en saber quién es Juan?

-Contigo no hay quien pueda. Tienes todas las respuestas.

-No todas, Juan. A veces os dejo a vosotros las respuestas.

-Para luego tener que corregirlas.

-No es eso lo que tú haces co tus hijos?

-Pues sí. Y Aurora? Qué va a ser de ella?

-Ella también va a despertar como tú. Sólo existe porque tú la haces existir. Lo mismo que Laura y Pedro.

-Y tú?

-Yo existo, como ellos, sólo e tu conciencia. Todo, Juan, es una danza de la conciencia.

-Como el tango-añadió Juan.

-Tú lo has dicho. Si no bailas, no existes.



Sólo fueron cinco minutos lo que Juan se volvió a adormilar. Los suficientes para dialogar con la Voz y sacarse algunas dudas.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

                                               Capítulo 3

 

 Vigilia

     A Laura no se le escuchaba la respiración cuando Juan se despertó y la observó. Su cuerpo, desnudo, estaba inmóvil sobre la cama. A quién no le ha sucedido esto alguna vez, de estar con una persona y verla tan profundamente dormida que no le notamos que esté respirando?. Y cuando la sacudimos para que se despierte, se lleva un susto espantoso.

Eso fue lo que le ocurrió ese día a Juan con su esposa. El imaginó lo peor. Así que sin pensarlo le dio tremenda sacudida que Laura saltó como un resorte preguntando asustada qué es lo que estaba aconteciendo.

-Te encuentras bien?

-Claro que estoy bien,

-Es que no respirabas, mujer, y se te veía como una muerta. Parecías una momia.- Laura hizo la señal de la cruz.

-Que la boca se te haga a un lado-anatematizó, tratando de buscar algo para cubrirse.

-Qué hora son.

-Como las cinco de la mañana.

-Ya me tengo que levantar.

-A dónde vas mujer tan temprano si ni los gallos han cantado todavía.

-Tengo muchas cosas que hacer.

-Como tú quieras. Yo seguiré durmiendo un rato más.

Juan apagó el veladorcito. Laura se puso una bata y se dirigió a la cocina. Los chicos dormían aún profundamente. Al ratito volvió al dormitorio, encendió el veladorcito y se sentó en la cama, Juan que no había tenido aún tiempo de conciliar el sueño, se sentó también.

-Te preocupa algo, mujer?- Juan ya sabía lo que le preocupaba pero quería que ella lo manifestara.

-Por preocuparme, me preocupan muchas cosas.- Juan no dijo nada, Ella comenzó a llorar. El la abrazó .

-Todo va a pasar, mujer.

-No lo creo. Las cosas entre nosotros van de mal en peor.

-Yo no lo veo así. No lo dirás por lo del tango?

-Por muchas cosas.

-De veras quieres volver para España?

-Sí

-Por qué no te das algo más de tiempo. Estás muy encerrada, no has tenido tiempo de hacer amigas y relacionarte con la gente, Tal vez por eso, solo ves la parte negativa de este país.

-No me entiendes. Lo ves que no me entiendes. Nunca llegaremos a entendernos.

-Si tu crees que no te entiendo porque no tengo los mismos gustos tuyos, pues si tienes toda la razón, no me vas a entender nunca. No considero el matrimonio un sometimiento a la voluntad del otro. Hay cosas en común y otras no. Debe haber un respeto mutuo y ciertas concesiones de ambas partes,

-Eso si no ha muerto ya el amor.

-Por supuesto, mujer. Acaso piensas que no te amo?.

-No lo sé. Pronto estarás amando a otra.

-Por qué lo dices? Creo que solo son celos.

-No son celos, bueno sí son celos, pero tienen un fundamento.

-Cuál

-El ambiente donde vas a estar se presta para la traición.

-Creo que eso es una afirmación totalmente gratuita. En ese caso la mayoría de las relaciones fracasarían.

-Tú lo has dicho. Eso es lo que sucede. El matrimonio es ya un mito en estos tiempos.

-En eso estoy de acuerdo, pero no por esa causa solamente

-Solamente. De vuelta lo has dicho. Pero es una causa. Y si se puede evitar; por qué no hacerlo?

-No deja de ser una suposición. Y basar en suposiciones un relacionamiento, esa sí puede ser una gran causa.

-Tú sabes bien de qué hablo.

-Claro que lo sé. Es algo concreto porque lo estás viviendo, pero sigues basándote en hipótesis, no en hechos reales. Todos, hombres y mujeres, vamos a tener oportunidades de se infieles. Dicen que el hombre más que la mujer, aunque a estas alturas habría que ponerlo en duda.

-Las mujeres raramente son infieles si no tienen un motivo.

-Eso es lo que tú piensas .Las estadísticas no dicen precisamente eso.- Juan estaba mostrando sus rasgos de machista y no quería dar el brazo a torcer, a pesar de que Laura tenía fundamentos al parecer más fuertes, aunque de todo se puede ya dudar con la igualdad de derechos hoy día. La mujer salió de su letargo de sumisión al hombre y se le está equiparando hasta en eso. Espero no me consideren a mi también machista por decir esto. La verdad es que la verdad siempre está lejos de ser la verdadera verdad, por más que esto parezca un trabalenguas. Pero Laura aún no había dicho todo lo que quería decir.

-En el matrimonio-continuó Laura- existen pequeñas muertes que preceden a la gran  muerte. Pequeñas cosas que sumadas totalizan la catástrofe final, que se produce precisamente por una de esas pequeñas cosas, que es la que colma el vaso.

-Totalmente de acuerdo, mujer. Pero vayamos al grano, como se dice. Por qué esa oposición a que yo aprenda tango, que sería como aprender a jugar tenis o ir con los muchachos al café.

-No es lo msmo.

-Por qué?

-Pues porque no vas a estar precisamente con muchachos sino con muchachas. Me entiendes?

-Con que por ahí vienen los tiros? Y cuando el hombre en su trabajo tiene que hacerlo en una oficina de mujeres?

-Pues muy bien, es un trabajo

-Pues muy bien, lo otro es un sueño. Dónde está la diferencia? No vale un sueño lo que un trabajo?- Laura, cuando Juan comenzaba a filosofar, ya no le gustaba nada; ella era más práctica y le gustaba decir pan al pan y vino al vino.

-A mi no me enredes con ideas abstractas y háblame a calzón quitado.

-Es lo que estoy intentando. Es que hace tanto que no me los quito-Juan se rió, pero Laura no.

-No te apoyes tampoco en el sentido del humor tan mentado por ti, como algo que se necesita para sobrevivir. A mi me ha sobrado siempre el humor y para lo único que me ha valido es para que me tomen el pelo o me crean que estoy medio chiflada.

-Bueno al menos te consideran medio chiflada, A mi me consideran entero.

-Lo ves que contigo no se puede hablar en serio

-Si la gente supiera, Laura, que quien habla con humor, dice las cosas más serias!..

-Sabes una cosa? Cuando me sacudiste y me despertaste, estaba soñando que te era infiel. Ya casi no sueño. Y si tengo sueños, no los recuerdo luego. Esta vez lo recuerdo clarito, No sé si contártelo. Me da mucha vergüenza. Me siento culpable.

-Culpable por qué? Sólo fue un sueño, mujer.

-Yo no pienso así. Ni en sueños quiero ser infiel. Por qué debo ser diferente en sueños?

-Los sueños, sueños son, mujer. Deja ya de masoquearte. –Juan trataba de sacarle la sensación de culpa, aunque sabía muy bien que es difícil quebrar creencias arraigadas de por vida.-Ellos no pueden culparte.

-Pero son sueños tan reales tan como la vida.  Hasta tuve un orgasmo, que aún siento el placer en mi cuerpo en este momento. Juan no dejó de experimentar bronca, aunque no lo manifestó.

-Podrías formularte la misma pregunta pero al revés.

-Cómo es eso?-se interesó Laura.

-Porqué deberías comportarme diferente cuando estás despierta que cuando estás dormida?

-Pues. hombre, porque estar despierta no es lo mismo que estar dormida., jolines.

-Ni estar despierta-retrucó Juan-es lo mismo que estar dormida. Podrían ser la misma cosa.

-Ya me estás liando, Juan, con tu endiablada dialéctica. Por qué no te explicas mejor?-Juan le tomó las manos.

-Lo sueños, mujer, son tan reales como la vida, tú lo dijiste. Pues bien, es un estado diferenciado de la misma conciencia, por lo tanto los dos son conciencia. Por qué entonces, en un estado activamos la culpa y en el otro nos eximimos de esa misma culpa? No parece incongruente?

-A dónde quieres llegar, Juan?

Por querer, no quiero llegar a ninguna parte. Pues ni yo mismo sé a dónde eso pueda llegar. Es solo un juego, mujer,

-No me gusta jugar con fuego.

-A mi sí.

-Te puede devorar;

-También redimir. Si pudiéramos amar a una persona en vigilia como la amamos en sueños, sin sentirnos por eso culpables, se allanarían muchas cosas.

-Haber si te estoy copiando-dijo Laura, tratando de no perder el hilo de la conversación., ni la cordura ante la manera de pensar de Juan. Tú equiparas los sueños con la vigilia y te gustará justificar lo que ocurre en vigilia como se justifica en sueños y la pedona no se culpa por eso.

-Sí, así es, Laura. No te parece fascinante?

-Tu lo que quieres hacer de este mundo es una jauría de lobos. Tendrías que cambiar por completo la naturaleza humana. Cómo crees, entonces, que debería ser nuestra relación de pareja?

-Buena pregunta. Creo que como tú y yo la decidamos.

-Entonces pongamos nuestros propios códigos y mandemos al diablo las hipocresías. Definamos bien qué queremos hacer juntos.

-Creo que sería mejor que comencemos por definir bien qué queremos SER juntos-dijo Juan.

-Por fin, estamos encontrando una salida para conflictos matrimoniales-dijo ambiguamente Laura.

Los dos se rieron. Juan se quedó con la intriga de si su mujer hablaba en serio o en broma, Hasta que ella lo aclaró.

-Dejémonos, Juan, de hacernos pajas mentales y volvamos a la triste realidad.

-No hay realidades tristes y alegres, sólo realidades que no son precisamente como nosotros las vemos y las pensamos. Lo que sí nos cuesta es admitirlas como son, es decir, como irrealidades. 

-Baja un poquito a tierra, mi querido aviador de ilusiones, porque de lo contrario pronto terminarás desplumado como Juan Salvador Gaviota.. Debo confesar que a veces tienes ideas brillantes, pero odio a los imaginadores de posibilidades. A mi no me arrastres a ese abismo de locura.-Laura ya se había puesto de pie y estaba volviendo a la cocina, su lugar de refugio, donde, según ella, podía encontrarse con su propia realidad.

El fin de semana fueron a almorzar a un Mac Donal de la calle Lavalle. Todos menos Carlos, pues aprovehaba esos dias para salir con Alice, su novia. Le gustaba pasear por la costanera donde, después de pasear, se iban a comerse unas hamburguesas calentitas a uno de los famosos carritos de la costanera. La llevaba agarrada de la cintura, cosa que ella adoraba, y no faltaban los arrumacos, los besitos y los pellizquitos. Les gustaba también comprar sus cucuruchos de maní torrado y luego ir tirando las cáscaras al río y jugar a los barquitos.

Alice vivía aún con sus padres en un conventillo de la Av. Cobos, a unas cuadras del cementerio de Flores. Se habían conocido en una bailanta en el barrio de San Telmo. Era una rica chica, petisa, pero con un cuerpo descomunal, unos pechos bien turgentes para el delirio y unos ojos verdes encantadores. Además bailaba como una diosa. Cuando les sobraban unos mangos, se iban a un telo (digamos hotelucho) en el barrio de Once, entre Catamarca y La Rioja.

-Si se enteran mis padres que hago esto, me achuran-decía Alice, con más miedo que gracia, mientras relojeaba, asustada, las dos esquinas, cada vez que salía de la amueblada, no fuera el caso que alguien los reconociera.

-Quién te pensás que te va a junar en este barrio de judíos inmndos, si aquí no le importás a nadie.?-le decía Carlos para tranquilizarla. Ella asentía, él le daba el último beso y una palmada en el trasero, mientras tomaba un taxi que la dejaría en la puerta de su casa.

 

Como de costumbre, el Mac Donal debosaba de pendejos ordenando sus hamburguesa y armando un guirigay infernal. Juan odiaba los Mac donde, decía, “sólo tienen comida chatarra”.Además no le gustaba presenciar el espectáculo de una gente apurada, como muñequitos de cuadritos, tragando la comida más que disfrutándola, porque alli hasta los colores están pensados para que nadie permanezca por mucho tiempo, de ahí los amarillos fuerte y los rojos, todo bien estudiado y calculado por el marketing yanki. Y para colmo de males, una vez con la bandeja en la mano, te las ves negras para conseguir un puto asiento, eso si antes no te tropiezas con la pata de alguna mesa o alguien te empuja sin querer y te vas de cabeza con bandeja y todo, desparramando papas fritas y coca, aunque eso sí, la coca ya viene con su agujerito bien sellado en prevención de accidentes, no sea que tengan que estar limpiando el suelo a cada rato. Y la culpa, siempre según la opinión de Juan, la tienen esos pendejos de mierda que se te meten delante. El especáculo mayor, también según Juan, lo protagonizaban aquellos pibes y pibas, detrás del mostrador, que parecían haberlos puesto a todos en una coctelera o colocado un cohete en el mismísimo culo.

-Lo que sucede, señor-le dijo ese día una señora gorda que sostenía en su bandeja algo así como La torre de Babel y hacía equilibrio para que no se le salieran de la bandeja los cuatro cucuruchos de papas fritas y las cinco hamburguesas de tres pisos. anke los cuatro vasos grandes de coca.-es que esos pibes corren así por las medallitas.- Juan no entendió bien lo que quiso decir la gorda y le preguntó a qué se refería con eso.-Es simple, señor, eso ya lo hacía Napoleón con sus generales. El decía que los hombres se mueven por medallitas, por condecoraciones y esas cosas, incluso soldados aguerridos. Cada medallita que consiguen estos chicos, es un grado su favor y las llevan colgadas como trofeo de guerra, entiende?

-Pues sí que conocen bien la psicología humana estos yankis.

-Seños, eso no es entender la psicología, es deformarla.- Juan se quedó pensando.y fue a buscar una mesa. Tan absorto estaba en sus ideas que no vio la pata de la mesa, tropezó y alli quedó ridículamente en el suelo contemplando el fruto de sus propios pensamientos.

Los chicos que iban detrás de él, también con sus bandejas, no pudieron menos que reirse. Hasta Laura no pudo contener la risa.

-Sé la vi,-dijo Marisol, dándole su mano para que se levantara y tratando de contener la risa.-Todo terminó en paz y hasta Juan, después de volver por otra bandeja y tomar recaudos para no tropezar dos veces en la misma piedra, terminó por   reirse de sí mismo y de su estúpida forma de pensar, causa sin duda de lo que acababa de presenciar.

Luego caminaron por Lavalle, una calle peatonal, como Florida, pero diferente. Aquí están la mayoría de los cines del centro de Buenos Aires. Bueno. Estaban, porque muchos de ellos ya fueron sustituidos por bingos, video juegos e iglesias evangelistas del Reino de Dios. Por lo visto son negocios más rentables. Al setecientos daban una película con Swarzeneger, que los chicos querían ver. Así que se fueron directamente al cine, no sin antes abastecerse de sus cocas y sus palomitas. Al salir tomaron un taxí y se fueron para casa. Lusito y Marisol protestaron porque querían aún quedarse un rato más para jugar en los videos. Su madre se opuso. Nada de juegos a esta hora. Nos vamos para casa. Había que ver la cara de enfurruñados que pusieron los dos. Y así fueron todo el tiempo, sin decir una sola palabra..Por el camino comenzó a llover.

-Menos mal que nos vinimos, con este tiempo no está para quedarse en la calle.

-No íbamos a estar en la calle-dijo Luisito

-Pero vuestro padre y yo sí.

-Má.-dijo Luisito- tú siempre buscándole las cinco pies al gato. Eres una experta en buscar lo negativo en todo. Qué ganas tengo de ser grande como Carlos y hacer yo lo que quiera.

-Pero no lo eres, solo un mocoso maleducado

-Tú me educaste.- Laura se acercó y le dio una bofetada.-Luisito se puso a llorar

-Así es cómo lo haces entrar e razón, má?-salió en su defensa Marisol. Yo creo que hay otras formas de hacerlo.

- Pues esta es la que a mi me enseñaron.

-Pues debes saber, má, que también hay otras.

-Haber dale lecciones a tu madre.

-Yo no soy quién para enseñarte nada, má, tú debes cambiar

-Cambiar!. Haber, dime, qué tengo que cambiar

-Pues no sé, pero creo que la violencia crea violencia no paz.

-Y cuándo hubo paz en esta casa?

-Yo estoy en paz conmigo misma

-Y en qué consiste tu paz si se puede saber?

-Má, uno está en paz cuando siente que es feliz con lo que tiene y con lo que hace. Y yo soy muy feliz de ser tu hija y me encanta lo que tengo y lo que hago.

-Lo dices en serio?

-Pues sí, me diste la vida y nunca me dejaste, tenemos una casa, una educación, gracias a ti y a papá.- Laura no pudo menos que enternecerse y salir de su dureza aparente. La abrazó y luego abrazó a su hijo, estrechándolos a los dos contra su corazón

-Perdón, hijo, no lo volveré a hacer.

-No es nada, má, nosotros te queremos igual como eres. No es culpa tuya.

-Sí lo es, por ser como soy.

-Olvídalo, má, dijo Luisito.-No tienes por qué cambiar, Las cosas son como tienen que ser. Nosotros os elegimos a ti y a papa.

-Vosotros?

-Pues si, ma, mi hermano tiene razon. Yo recuerdo que cuando iba a venir a este mundo, me preguntaron qué clase de padres iba a elegir. Y os elegí a vosotros. Y seguro que a mis hermanos les preguntaron lo mismo.

-Ya vuestro padre me está haciendo perder la cabeza, no querréis vosostros ahora que termine totamente loca.

-No es eso ma, es que tú no lo recuerdas y nosotros sí. Tu tambíén elegiste a los abuelos. Y si lo hiciste, los tienes que admitir como son porque en ese hogar es donde te ibas a formar como eres ahora y tener tus propias experiencias en esta encarnación.-Juan no estaba escuchando esta conversación, pero ya sabía del conocimiento de sus hijos sobre este tema. Laura, que estaba cada vez más confusa, se puso a llorar recostando su cabeza sobre la de sus dos hijos.


Ni un solo día faltaba Juan a las clases de tango. Laura, con uno de los chicos atendía la panadería durante esas dos horas. Ese día el profesor faltó y había tomado la posta Griseta, que ya estaba más que recanchera para suplir los frecuentes faltazos de Pedro, cosa que empezaba a suceder con mayor frecuencia.. Ella entonces les daba la biaba y los hacia trabajar doble. Luego se compadecía y los dejaba ir unos minutos antes. Juan hacía entonces de parteneur. A Griseta le agradaba danzar con Juan, decía que con él sentía el tango de manera diferente. No sabía si era su forma de agarrarla, de conducirla o lo que le transmitía en el momento que la abrazaba. Juan usaba lentes, pero nunca se lo ponía para danzar. Decía que sin ellos adquiría otra personalidad que lo transformaba totalmente. Y eso fue lo que notó rápidamente Griseta, e incluso se lo dijo.

Algunos de los más veteranos habían tratado de morfársela, pero ella sabía muy con qué bueyes araba y ninguno lo atraía. Y no era para menos que la abordaran, pues tenía un cuerpo fenomenal y llamaba la atención donde se presentara. Su pelo rubio intenso y sus ojos verdeagua tenían el poder de la seducción. Algunos la creyeron facilona para el romance de ocasión, pero Griseta estaba lejos de entrar en esa y sabía muy bien lo que quería. Su sonrisa era cautivante, pero cuando se ponía sería era de armas tomar y no había quien no la respetara. Su seducción era por su encanto natural, por eso se equivocan con ella los hombres.-“Soy susheta, no atorranta”, los encaraba cuando alguno quería sobrepasarse. “No se hagan los giles conmigo que no manyo piedras”. “Tomátelas y desaparecé de mi vista porque del primer sopapo te rompo la jeta”. Frases que demostraban carácter y una personalidad avasallante, “Son todos una manga de peligrillos sin vento”, le dijo un día a Juan mientras ensayaban unos pasos de tango. Contigo es diferente, lo ves? Y mira que no te estoy arrumando el ala. Simplemente me gustás, me caés bien. Ya me irás conociendo, No arrugo nunca. Si soy gomía, soy gomía; ya se puede caer el mundo que puedes contar conmigo. Pero quien me busca también me encuentra, y entonces me convierto en una leona que arrasa con todo.

Pedro los vió bailando varias veces y dijo:-“Linda pareja. Los voy a sacar buenos”

 

Ese día Juan llegó tarde. Griseta lo esperaba con cierto nerviosismo. Lo llevó a parte y le dijo que quería hablarle. Juan barruntó tormenta en puertas.

-Se armó quilombo, sabés?.

-Qué sucedió?

-Pedro se las tomó. Se hizo humo. Aparentemente no vuelve más, y me dejó en la estacada con todo esto, y yo sin saber qué hacer. Tenés que ayudarme, por Dios te lo pido. Yo en estos casos me quedo sin ideas, es como si se me cerrara el marote y no pudiera pensar. Se te ocurre algo?

-Déjame pensar. Yo creo que va a volver; o es que ya te batió algo al respecto?

-No, nada, pero por lo que me fue dando a entender de que tal vez un día tendría que hacerme cargo de la academia, ahora me da la pauta que tomó una decisión de no regresar. Sabe Dios en qué estará metido.

-Qué te hace pensar asi?

-Yo no diría pensar y sí intuir. Lo intuí, eso mismo. Y la mujer raramente falla cuando intuye algo.

-No te olvides Griseta, que quien se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen,.

-No sé qué hacer, Juan. Haz tú algo.

-Que me ponga a llorar, es eso lo que querés?

-Hablo en serio, Juan. Por favor. Somos Amigos. Me largó dura y eso me dio en los ovarios. Yo no quiero esta responsabilidad. No es justo.

-Si te la dio es porque confía en ti.

-Ya sé qué confía en mi, pero soy yo la que no confía en mi, te das cuenta?

-Cuenta conmigo, estoy de tu lado.

-Gracias, Juan. Sabía que no me ibas a fallar. Le dio un abrazo.- Sabes una cosa, Juan? Tengo un mal presentimiento.

-Qué pasa ahora, Griseta?

-Se inscribió un tipo que no me gusta nada. Ya se me tiró un par de veces. Bien fachero, pero no lo banco. Un baboso. La próxima no sabés a dónde lo mando. Un nabo del año cero. Además hay algo en él que no me gusta nada cada vez que me juna. Como si estuviera tramando algo. Ya sabés lo de la intuición femenina.

Por qué no te calmas. Te siento muy alterada.

-Cómo para no estarlo. A ti te quisiera yo ver en mis zapatos.

-Vamos te invito a un feca.

-Acepto. Total, aún falta para la próxima clase. Y sino que esperen, Sabés que le cae bien el lunfardo a un gaita?

-Gracias por lo que me toca

-Por ti lo digo, menso. Vos sí que sós un amigo

-Lo de amigo aceptado, lo de menso no.

-No se me ofenda, lo digo con cariño.

 

Fueron al café de la esquina. En Buenos Aires te encuentras siempre un café que cada esquina, no tienes ni que buscarlo. Suelen ser de gallegos. Más que bares son bolichotes de cuarta, aunque algunos, para ser justos, se los ve bien arregladitos y hasta tienen un saloncito familiar con manteles rojos o beige sobre las mesas, siempre cuadradas. La mayoría, sin embargo, se caen de pura mugre, con mesas patacoja que cuando te sentás se te va el cortadito de costado y tenés que ponerle en una pata una chapita de cerveza o coca-cola. En el techo suele haber atrapamoscas, que Juan aborrecía porque cada vez que los miraba le daban nauseas al ver aquellas moscas pegoteadas encima suyo formando una masa negra y sanguinolenta con toda clase de insectos putrefactos pegados. Es como si la mierda te entrara por los ojos y te llegaba a revolver las tripas. Pero había que bancárselas porque los cortaditos allí te salen un mango y si te vas a otro bar más pituco te sale tres. Y en los tiempos de las vacas flacas, el ahorro, más que nunca, era en Buenos Aires la base de la economía.

Pidieron dos cortados. El mozo ni preguntó qué iban a tomar. Por la cara saben ya que vas a pedir un cortadito, base de la charla y la convivencia pacífica. Cuando uno de los dos pide un cortado, y es el que invita, el pide lo mismo, pues ya es costumbre no comprometer al amigo económicamente, ya que a veces, se lleva lo justo para pagar.

Son reglas de convivencia social, que todos cumplen en Buenos Aires para no perder a los amigos. Una forma inteligente de actuar, ya que puedes convidar a quien tu quieras sabiendo que el otro no te va a macanear.

Mientras esperaban los cortados, Juan aprovechó para ir al baño.

-Yo no voy ni loca a estos baños-dijo Griseta cuando Juan regresó- Apestan y no te podés ni sentar. Ustedes la hacen fácil: se la sacan, la sacuden y la guardan, pero pobres de nosotras las mujeres, como no nos sequemos la cachucha con la mano. Ni un rasposo papel de diario hay. Soy una guarra, verdad, Juan? Menos mal que ya me conocés. Nací rrea y rrea moriré. Por aquello de “genio y figura…..”

-Si tienes toda la razón, Griseta. Te dan ganas de mearles en la boca a estos hijoputas que solo piensan en la guita y no en la gente. Pero no te queda otra cuando escasea la guita.

-A ver, Juan, si no tiene razón el tango al decir que el mundo es y será una porquería.

-Pues sí que la tiene. Pero, como también dice otro tango, “qué le vachaché”. Pero vayamos ya a lo nuestro antes de que se nos vaya el tiempo- Juan carraspeó antes de proseguir.- Qué es lo que te está pasando Griseta?

-De veras querés saber la justa? Me importa un carajo toda esa manga de pelotas y rantifusos. Ya estoy harta de tanta gilada, de tantos pelandrines, no soporta ya escuchar tanta sarta de pelotudeces juntas. Si no fuera porque estoy enamorada….-estornudó.-Perdón!

-Salud-dijo Juan, y enhorabuena.

-Enhorabuena por qué. Por estar resfriada?

-No, por estar enamorada.

-Ah, me asustaste. Gracias. Pues sí, sino fuera por eso, pianto todo y me voy cantando bajito.

-Pará un cachito-la interrumpió Juan-No te me embalés. Lo pensaste bien? Por qué no hablás primero con Pedro?

-Cuantas veces te lo tengo que repetir para que lo entiendas?. Pedro ya fue, entendélo de una vez por todas. Y aunque vuelva, me quiero ir igual

-A dónde?

-No lo sé.

-Y con quién?

-Contigo

-Escuché bien?

-Sí, ecuchaste muy bien. Eso es lo que quiero

-Tu enloqueciste. No sabes que soy casado con tres hijos?

-Que si lo sé?. Sé tu vida mejor que tú.

-Y aún asi me dices eso?

-No te lo repetiré. Tú tienes la respuesta.

-No lo puedo creer. Qué locura es esa? Y a dónde quieres que nos vayamos, dime?

-A cualquier lado. Debajo de un puente, No sé. Ya lo pensaremos. Quiero que hagamos algo juntos.

-Eso es más que una locura, No hablas en serio.

-Te lo juro por esta-puso los dedos en cruz y los besó-que nunca hablé tan en serio.

-Empezaste aquí. Pedro te necesita y además te adora.

-Pues no está siendo una forma muy bacana de demostrarlo. Ya veo que no la junaste. Tan duro sós de mollera? Con razón dicen esas cosas que dicen de los gallegos.

-No será una calentura tuya pasajera, por todo lo que está pasando?

-Calentura sí, pero no pasajera-dijo Griseta, moviendo dubitativamente la cabeza. Hace meses que la vengo masticando y no aguanto más. Está por explotarme el balero.

-Sabés que no te entiendo.?

-No me extraña. A todos los hombres les cuesta entender las cosas de las mujeres. Por qué me tiene que pasar igual con todos los hombres.? Debe ser el destino. Empezó a lagrimear.-Juan le tomó la mano.

-Puedo hacer algo por ti.?

-No, nada. No hay nada por lo que tengas que preocuparte. Sólo son ideas obtusas mías.

-Por qué quieres que nos vayamos juntos?

-Olvídalo, Juan.

-Algo bien groso te está pasando, Griseta, y no querés largar prenda. Es con tus viejos el asunto?. Ya sé, te metiste o te metieron e algún fato turbio.

-Qué me voy a meter en merengues si no soy capaz de matar una mosca.

-Dijiste que estabas enamorada, pero eso no es para estar así, es la cosa más linda del mundo. Hojalá yo lo estuviera otra vez de verdad.

-Ya veo que no.

-Y no te corresponden. Ya sabes cómo son los hombres. Son las cosas del querer, querida. No te ocurre a ti sola. Además estás en la flor de la vida, eres una linda mujer, matadora de hombres…..jajajá!!!-, rió Juan, volviendo a tomar su mano. Además estás en la flor de tu vida. –Las lágrimas ahora, en el rostro de Griseta, eran abundantes, casi incontenibles.-Esto también pasará, Griseta, dale tiempo al tiempo. Además qué hombre no se enamoraría de ti.?

-Vos-contestó con rabia Griseta, retirando bruscamente su mano de la de Juan. Querés dejar ya de hablar de una vez por todas, y de decir tantas taradeces?. No entendiste un carajo. Andáte, andáte, te lo pido por favor, y no me volvás a ver más, ni a mirarme a la cara, ni nada….Déjame sola, por favor.

-No puedo dejarte así. No lo haré. Si te ofendí te pido perdón pero no fue mi intención. Sólo trataba de ayudarte.

-Ya me ayudaste lo suficiente. Ahora, andáte, por favor te lo pido, déjame sola, no ves que estoy sangrando?-Juan se levantó, llamó al mozo, pago la cuenta y salió.

 

Una hora después Griseta no había regresado al estudio. Preocupado por la tardanza, Juan volvió al bar, pero ya no estaba. En la misma mesa había otra pareja discutiendo acaloradamente.-Qué boliche pajero-dijo Juan en voz alta y escupiendo en el suelo.-Nunca más volveré a pisar este maldito chiquero.. No tenía ya ganas ni fuerzas para volver a las clases, así que se fue directamente para casa, hacia el lado del parque Lezama. Estaba totalmente desconcertado por la actitud repentina de Griseta. Sin embargo, cualquier hombre se hubiera dado cuenta de lo que a esa mujer le pasaba. Pero Juan no. Ni siquiera sospechó por quién doblaban las campanas, ni por qué lloraba aquella mujer. Menos aún por quién. Caminó como un sonámbulo. Al llegar al parque, por Caseros, ya había anochecido. Aunque era verano no vio gente paseando como de costumbre. Hasta los bancos de la plaza estaban vacíos. Sólo una calesita daba vueltas y vueltas con dos o tres niños. Las madres les hacían señas con impaciencia para que se bajaran porque ya había anochecido y debían regresar a sus casas. Juan escuchaba a las madres y los gritos de los chicos como si viajara en el túnel del tiempo. Se sentó en un banco. Las madres ya se habían ido con sus hijos y la calesita había cerrado hasta el día siguiente. De repente se le acercaron dos sujetos que lo encararon mostrando sus navajas desenvainadas.

-No te movás, levanta las manos, mirá al suelo.- Uno de ellos se le acercó empezó a revisarle los bolsillos.

-Dónde carajo tenés la guita?

-Sólo tengo unos pesos en mi bolsillo de atrás.-Lo revisaron completamente y le sacaron el poco dinero que Juan llevaba.

-La próxima vez vení con más guita si es que querés contar el cuento, repelotudo.-Uno de ellos con bronca le dio un pinchazo de navaja en el rostro. Juan dio un grito y se llevó las dos manos a la herida para detener de algún modo la sangre que salía a borbotones. No había ni un alma alrededor, así que, como pudo, se puso a caminar hasta la avenida. Allí se encontró con un policía que al verlo en esas condiciones, enseguida llamó una ambulancia. Juan había estaba por perder el sentido y su frente volaba de fiebre, Tardó unos diez minutos en llegar el auxilio médico del hospital Rawson. En seguida lo auxiliaron y,.medio zombi aún, pudo indicarles a los enfermeros su domicilio que lo trasladaron de inmediato. Un grupo de personas se fue acercando cuando llegó la ambulancia y se llevó a Juan. Todos comentaban el caso. –“Parece que fue un asalto”. “Lo ven, no puede uno salir a la calle, vivimos en total impunidad” “Y el gobierno siin toma medidas”. “Esto se está convirtiendo en tierra de nadie”.”Esto se arreglaría pronto si colgaran a unos cuantos en plaza de Mayo”. “Aquí lo que se necesita es un Franco o un Fidel Castro, carajo, y verían qué pronto se terminaba el terrorismo”. “Qué país de mierda este”. En Buenos Aires los comentarios es una de las cosas que más los caracteriza a los porteños. Tienen comentarios para todo y cada cual tienes su propia solución. Claro que sin asaltos, crímenes, violaciones…..no existirían los comentarios y se perdería casi un patrimonio nacional. Así que todo eso es necesario, un “sine qua non” que justifica plenamente cualquier acontecimiento violento como asesinatos, extorsiones, vejaciones, atropellos, abuso de menores, colectiveros asesinos, y todo tipo de crueldad y masoquismo. Y esas cosas terminan por convertirse en algo importante en los noticiares diarios y, que es de lo que ellos se alimenta y viven. Qué sería un diario o un canal de T.V. sin el pasto de las huelgas, accidentes, tráfico de drogas, muertes violentas, crímenes programados, abusos sexuales, contrabando de armas….No existirían o cerrarían por quiebra. Por eso no existen periódicos de buenas noticias. Nadie los compraría por que nadie los leería. Lo que prueba que el ser humano se alimenta de sangre. Ya sea en un circo romano, en un campo de concentración nazi, viendo cómo se mata a los hombres, como en una plaza de toros viendo cómo se matan animales, o en un campo de futbol donde si pudieran se comerían vivo al árbitro y a la mitad de los jugadores. Y si lo miramos desde otro ángulo, veremos cómo todo ese morbo alimenta grandes industrias que dan de comer a muchas familias, lo cual es laudable, por lo que podríamos decir que el fin justifica los medios. Ni qué decir cómo eso une a la gente en solidaridad para ayudar y poder poner en práctica valores sociales e individuales que hacen que las personas puedan crecer, aprender y transformarse en mejores ciudadanos. Los vecinos se relacionan más, se piensa en soluciones conjuntas. Es por eso que nadie debería atreverse a erradicar de la sociedad toda esa basura humana porque al fin de cuentas son más lo beneficios que la perdidas.

 

 

El viernes Juan llegó tarde a clase. Griseta dirigía el cotarro. A Pedro se lo había tragado la tierra. En el intervalo pudieron hablar.

-Te lo dije, se piantó-le dijo Griseta, mientras se limpiaba la transpiración. Mi intuición no falla.-Al mirarlo de frente vio la herida en su cara.

-Con quién te agarraste a las piñas?

-No es de cuidado. Me asaltaron.

-Cómo es que sucedió.-Se acercó y agarró su cara.- Te hicieron un tajo co navaja. No es cierto.?

-Eso fue.

-Seguro que fue el martes que yo me fui.

-Volví a buscarte y ya no estabas. De la bronca me fui camiando a casa y en el Parque Lezama me asaltaron dos tipos. No tuve nada que hacer.

-La sacaste barata.

-Creo que sí. Pensé que no contaba el cuento. Ya fue.

-Nada de que ya fue. Yo tuve la culpa por irme de esa manera tan estúpida. Luego me arrepentí. Qué culpa tenías vos.

-No digas macanas, Las cosas acontecen. Punto.

-Ocurren por algo, no me digás. Qué boluda, por qué no te esperé y volví contigo al estudio? En la vida me lo voy a perdonar.

-Deja ya de culparte, carajo. Vas lograr que me enoje en serio.

-Pero hoy soy yo la que invita y la que garpa.

-Prometí no volver más a ese var.

-Joya. Iremos a otro más a tono y menos roñoso.

-Esperá un segundo que largo la clase y nos las tomamos. Se dirigió al salón, pero antes de llegar dio media vuelta, llegó hasta donde se encontraba Juan y le habló al oído

-No pretenderás hacer eso

-Tú déjame a mí, Nos vamos a divertir un rato con estos pelandrunes patadura.-Se rió. Lo tomó de la mano como el primer día que se conocieron y lo llevó directamente a donde estaba el grupo de alumnos.

-Escuchen, muchachos-comenzó diciendo Griseta-Juan tiene algo que contarles. Diles cómo quedó el capullo aquel cuando lo ensartaste por medio como chorizo en espetón. Hasta yo me asusté, porque allí estaba presenciando la escena. Créanme que no miento. No era un chorro de sangre lo que salía de las tripas del susodicho, era una manga de bomberos. Luego se le vinieron tres tipos más al humo y a todos los fue amasijando. El tajo ese se lo hicieron en un descuido, por junarme a mi para ver si estaba bien. Tenían que ver cómo quedó el intercepto, cuando Juan reaccionó a la traición, porque no fue de frente, ni de advertido, que se la dieron, no. Primero lo barajó de derecha, luego de zurda, lo levantó como pluma e vilo; la navaja se le espetó hasta los chinchulines cuando lo lanzó contra el muro, No dijo ni pío. Allí se debe aún estar pudriendo, porque a tipos así no los entierra nadie. Los ojos del tipo quedaron revoleados y bien abiertos, parecían platos voladores.- A esta altura todos habían contenido la respiración. Juan no sabía dónde meterse. –Dale Juan seguí vos, ni que fuera yo la protagonista.- Como Juan no abrió la boca, solo asentía con la cabeza para no desmadejar todo aquel ensarto de mentiras al cohete, Griseta prosiguió su relato sin inmutarse.-Ahora imagínense la escena. Todos se le vinieron encima como tromba, y eso que eran como cinco o seis, creo que cinco si descontamos al muerto, Ahí es donde tenían que ver a Pedro defendiéndose como gato panza arriba, parecía Brouslie moviendo brazos y piernas. Comenzó por el que parecía el capo de la banda, le sacó la navaja y fue tal el mandoble que le encasilló que yo ví cómo le salía la punta de la navaja por las costillas. Los demás se las piantaron cuando vieron al mandamás crucificado. Y aquí lo tienen vivito y coleando y no queriendo dárselas de héroe. Pero que lo fue, lo fue. A cada quien lo que le corresponde- Todos aplaudieron –Aprendan, gilipollas-remató Griseta-este sí es un varón que honra el tango.

 

Te lo dijo, Juan- dijo Griseta, al llegar al bar, son poligrillos por donde los junes..

-Como imaginación no te. Podrían contratarte para narrar novelas de ficción

-Te juro, Juan, que me estaba meando de risa por dentro, ni pse cómo me contuve. Qué cagazzo que tenían e cima. Seguro que alguno se hizo encima.-Griseta no paraba de reir.-Tú crees que gente así, merece bailar tango?; deshonran el tango, y la vida. Los mirás, cuando bailan, y arrastran los pies como payasos. No ganas me quedan ya de darles clase.

Aquel bar sí era un bar como la gente, con mesas como la gente.Hasta serviletas de papel tenía.. Claro que el cortadito había que pagarlos unas chirolas más, pero valía la pena.

-Flor de papelón me hiciste pasar, pebeta.

-Qué decís.? Quedaste como un duque, flor de bacanazzo. Viste cómo te miraban?, como carneros degollados, parecía que los navajazos los recibieran ellos. Parecían granaderos contemplando el sable de San Martín.

-Qué te ha hecho cambiar así el humor, Griseta-dijo de pronto Juan, mi´rnadola de frente a los ojos. No eres la misma del otro día.

-Me llegó la resignación

-Cómo que te resignaste

-Sí, a todos nos llega ese momento.. Qué tiene de malo? Después, con la aceptación, llega la calma. Fue un sueño y nada más, como tantos otros.

-Puedo saber qué clase de sueño?

Te dije que ya fue. Olvídalo. Era un imposible. Y es fulero perseguir imposibles.

-Bueno un imposible lo es hasta que alguien lo hace posible. Es cuestión de huevos, u ovarios,

-Qué querés decir, que se puede dar vuelta a la tortilla? No es tan fácil la cosa. Cómo puedes hacer que te ame alguien que a ti no te ama. Es un sentimiento. O se ama o no.

- en eso no estoy de acuerdo. Puede que no te ame en ese momento, pero si tú lo amas realmente no abandonarás la lucha tan fácilmente.

-Creo que es eso precisamente lo que me faltó; desistí a la primera, como una boluda. Acaso ya te pasó.

-No, me está pasando.

-Me podés contar.?- Griseta arrimó la silla como esos niños que su papá o su mamá se disponen a contarles un cuento,

-Lo que voy a contarte es algo disparatado, Ando detrás de una mujer abstracta, sólo existe en sueños,

-En sueños.?

-Sí en sueños, como lo oíste;

-No te inyectaste, no.?-Juan se rió.

-Aún no,

-No entiendo por dónde va o viene los tiros, pero ya escucho los fogonazos; Sea lo que sea, cuenta conmigo. Tal vez me esté pasando a mi lo mismo que esté detrás de un fantasma. Quizás estemos buscando lo mismo. A lo mejor llegamos a la misma mierda por el mismo camino. Disculpá, no puedo con mi genio arrabalero. Es lo que aprendí de purreta. Ya es tarde pa cambiar.-Ahora era Griseta quien se reía sarcásticamente.

-Por qué no por el mismo camino.?

-Juan, vos sí que me enredás el piolin y me sacás de honda. Mejor sigue explicándome porque lo tuyo está pal delirio total. Hay más minas en tu vida, además de tu mujer?

-En esas ando. Pero ya te dije, es sólo en sueños.

_explícáte mejor que no te entiendo. Tenés una amante, además de tu mujer, la pegué o no? Algo asi como un amante invisible. Bueno, invisible cuando no te acostás con ella…jajajá!!!.

-No lo tomes a la chacota. Estoy hablando en serio.

-Bien, te escucho en serio. Soy toda oídos.

-Estás celosa.

-Celosa yo.? Para nada. Menos de vos que. Pa lo que te importo, Si lo que pensás es tener un harén contá con una más,

-Con quién.?

-Con migo, gilón, con quien va a ser.?

-Tú mi concubina? Si tú eres una reina.-Juan no tuvo tiempo de reaccionar. Griseta ya había saltado de la silla, volcando el café, y abalanzado sobre él, estampándole un beso en la boca.

-Qué hacés, Griseta-dijo Juan cuando pudo desprenderse de ella. Mira que eres loca en serio.

-Soy mujer, eso es todo. No todos los días escucha una un piropo así.

-Yo te aprecio mucho, tú lo sabes, eres remacanuda, me ayudaste mucho,, eres, cómo te diría?, esa clase de mujer de la que cualquier hombre se enamoraría.

-Menos tú.

-Eso ya me lo dijiste, pero te equivocas. Yo también.

-Pues no lo parece

-No sé si es amor lo que siento por ti, creo que si, Pero amo a otras también. No sé cómo explicártelo.

-Ya lo explicaste todo. Y en pocas palabras.

-El amor, Griseta, debería ser sin barreras.

-Creés que fui una barrera en tu vida

-No estoy diciendo eso. Toda mujer en cierto modo lo es para un hombre, y tambíén un hombre para otra mujer.

-La propia también?

-Más que ninguna. Por eso fracasan las parejas.

-Ahora sí veo por dónde vienen los tiros. Lo que no sé es para dónde van. No será que no querés comprometer, querés seguir siendo siempre libre. La querés mojar aquí y allá.-Juan no contestó a la guasada.-Perdón si te ofendí. No quería decir eso, en serio, me salió. Sé que fue una guarangada como todas las mías.

-Pero sí lo dijiste. Habló tu subconsciente, como cuando el marido pronuncia el nombre de otra al llamar a su mujer: él se equivocó, pero su subconsciente dijo la verdad.

-de cajón.

-No hay término medio, Griseta. Hablar de relación formal entre parejas es hablar de presión.

-Querés decir que algo está fallando en esta sociedad de mierda.y tras de averguar qué es experimentándolo en carne propia y ajena; voy bien, Juan?

-La verdad hay que buscarla siempre, aunque en ello te vaya la vida.

-Suena lindo, ché. Y tenés alguna pista?

-Como tener, tener, no, pero creo que en el tango está la respuesta; de eso estoy convencido. Ya tengo señales coincidentes.

-Como cuáles?-se interesó Griseta.

-Una de ellas haberte encontrado a ti.

-Bueno, bueno, cargadas no, papito.

-Nada de cargadas. Haberte encontrado a ti es por ahora, la mejor coincidencia.

-Por qué lo dices? Al menos te sirvo de comodín.

-No me sirves; eres algo importante en mi vida.

-Lo decís en serio o hablás e joda?

-Detrás de esa boca de letrina, que confunde al más pintáo, existe un ser maravilloso, sin hipocresías, sincera al mango, sin dobleces, con valores auténticos. No eres un escaparate ni un maniquí disfrazado, eres una mujer que se muestra tal cual es, que no oculta nada. No eres moneda falsa, eres oro puro de dieciocho quilates. -Griseta no podía creer lo que escuchaba. Sus ojos lagrimeaban. Trató de contenerse pero fue más fuerte que ella. Entre puchero, contestó,

-Huau!, ahora sí me dejaste sin respiración. Me das un poco de aire.? - Juan la beso en la boca. Griseta cerró sus ojos y se entregó..Cuando los abrió se abrazó a él. –Juan, alguna vez me amaste? No me contestes. Déjalo ahí. Tiempo al tiempo. No quiero quetomes ningún compromiso. Ya sé lo que piensas del amor. Tal vez algún día nos entenderemos si seguimos bailando tango

-Tal vez algún día, respondió Juan-sorbiendo de un trago lo que quedaba del cortadito.

-No quiero que sientas culpa.

-Si te amara no tendría por qué sentirla

-Entonces no me amas.

-Dijiste que la íbamos a dejar ahí.

-Tenés razón. Curiosidad de mujer. Te diré que en algunas cosas tienes mucha ra´zon. Por ejemplo, no creo que deba haber un amor sin culpa para los que se aman como amigos y otro con culpa para los amantes. Me parece un absurdo. Algo así como convertir el amor en categorías. O se ama o no se ama. Amor condicionado no es amor. No es verdad? El amor debe ser libre y sin culpas. La vida, Juan, es un laberinto,- A Juan se le movió algo dentro al escuchar la palabra laberinto.-Le tenés mucha fé al tango, no es cierto?

-El tango, Griseta, esa amor hecho danza y verso. Pero no es algo decente, es indecente, sensual, sensiblero. Va más allá de las formas y los fundamentalismos de los críticos. También es grotesco, sádico, masoquista, Pero exige entrega total a quien quiere poseerlo. Es como una mujer caprichosa y exigente porque sabe de su hermosura, de su porte, de sus encantos irresistible para cualquier hombre. Se convierte en la deseada, la inalcanzable, la que los hombres entregaría todo por seducirla, por una sola noche en sus brazos, por un beso apasionado. El tango no mide consecuencias, ama el riesgo, lo busca, sin éticas ni moral, al filo del pecado y la perfección,-Juan miró a Griseta a los ojos y dijo:-esa mujer sós vos, Griseta.

-Gracias. Todo eso soy yo? Y tú. Como galán español, te creerías capaz de seducirme y hacerme tuya?

-Tal vez.-Los dos se rieron.

-Oye, Juan, me gusta conversar contigo. Pedimos otro cortado?

-Claro, aún tenemos tiempo.-Juan llamó al mozo.

-Dos cortados, por favor.

-Yo invito, dijo Juan.

-Yo te invité primero. No vamos ahora a discutir.

-Está bien, pero será la primera y la última. Las damas no garpan.

-Quién te dijo. Eso era antes cuando el hombre era el macho, varón y compadrito.

-Y ahora que somos?

-Unos gilipollas de cuarta. Jajajá!!!. No te preocupés a vos no te meto en ese saco, queda sin cuidado.

-Menos mal.

-Tú eres un rey, pero no olvidés que yo soy la reina, y las reinas a veces dan jaque al rey. Jajajá!!! Griseta tenía siempre la misma forma de reir, Repetía los jajaja de a tres y por tiempo indefinido. A veces había que tocarla para que parase de reir porque si se tentaba realmente, luego le atacaba la tos y no paraba de toser,

-Te gustaría darme jaque.?

-Pues no lo sé.

-Contigo no se termina nunca la partida. Creo que el encanto en nuestra relación es que siempre estamos jugando, indefinidamente. Ay del día que nos demos jaque mate.

-Cada día me admiras más petisa.

-Petisa tu abuela. Se ve que no me miraste bien. Juná este cuerpito.- Griseta se puso de pie. Tomó su cintura con las dos manos._Ya quisieran algunas de veinte.

-Pues sí, aún tienes un cuerpo descomunal.

-Y aún no me viste más ligera de ropa.

-No, pero me lo imagino.

-Y para qué te digo sin ropa.

-También me lo imagino.

-Parece que sólo vives de imaginación

-No te creas,

-No es que esté de pasarela, pero aún puedo matar a más de uno.- Se sentó de nuevo. Si uno no se divierte, no existe, carajo. Y tú cómo me ves, a todo esto?

-De verdad quieres que te lo diga.?

-Para qué creés que pregunté?

-Pues ya te lo dije.

-Me lo dices de nuevo?

-Por qué esa manía de las mujeres de querer escuchar los piropos varias veces?

-Porque somos mujeres.

-Sí claro, es una buena razón.

-Sabes qué? Vas a tener que explicarme despacio algunas cosas que áun me quedaron dando vuelta en el balero.

-Cómo cuales.?

-Intuyo algo, pero no olfateo bien lo que querés probar en definitiva. La tenga muy confusa. Por una parte parece muy loco, pero por ahí la pegás y hacés bingo y hasta te podés hacer famoso escribiendo una novela.

-Y cuál crees que debería ser el título?

-Yo le pondría “Amor de Tango”.

-Me encantó. Eres genial. Ya me diste otra idea para no olvidar,- Juan se levantó y le dio un abrazo. – No querés ser mi socia?

-Pues sí, pero sólo eso?

-Por algo se empieza.- Los dos se rieron.

-A mi también me gusta la idea de ser tu socia

-Pues venga esa mano y hagamos trato.-Se estrecharon las manos.-Brindaron entrechocando los vasos de agua que les habían puesto con los cortaditos

-Por la nueva sociedad-dijo Juan

-Por la nueva sociedad-dijo Griseta.-Los dos bebieron hasta el final el vaso de agua.

-Podríamos bridar con algo-dijo Griseta.

-No ahora. Lo dejaremos para otra ocasión más especial.

-De acuerdo. Esa me gustó.- Juan llamó al mozo, pagó, y salieron. Ya en la calle, y antes de despedirse, quedaron en encontrarse al día siguiente. Griseta lo miro a los ojos y le preguntó cerrando los suyos:

-De qué color son mis ojos?

-Creo que claros.

-No. Son de color verdeagua.- Y sin abrirlos aún continuó. -Los tuyos son verdes también con unas pintitas de miel en el centro de tu iris. Èlla abrió los ojos y le dijo: esa, Juan, es la diferencia entre un hombre y una mujer. –Juan se quedó sorprendido, sin saber qué responder.

-Fue sólo un juego, Tololo. Sólo un juego

-No lo fue, Griseta. Fue una gran lección.

-Tomálo entonces como una lección más de tango, pero no es necesario que te la aprendás ahora. Le dio un beso, paró un taxi y se fue. 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------







                                                            AMOR DE TANGO

                                                                Capítulo cuatro

                                                                      SUEÑO

                                                                  



Esa noche Juan no tuvo que volar a Nueva York. Fue Aurora quien voló a Buenos Aires para celebrar el décimo tercer congreso internacional de la mujer. Previamente se reunió con la Confederación Galáctica y los Grupos Planetarios, conjuntamente con el triángulo de Custodia y las Jerarquías Espirituales. El lugar de encuentro sería el estadio de River Plate.

-Te verás con Aurora una vez finalizado el Congreso-le dijo la Voz a Juan. Hasta ese momento no podrás verla.

-De acuerdo. De todos modos es una excelente noticia-dijo Juan aplaudiendo.

-Hay otras más para ti.

-Por que me haces vivir de asombro en asombro.?

-Qué otra cosa es la vida, Juan.? Ya hablamos eso, recuerdas.?

-No muy bien. Tú sabes que a veces se me sorben los sesos como al Quijote.

-Pues vas a tener que prestar más atención. No me gusta repetir las cosas.

-Acaso las cosas no se aprenden por repetición?

-Si tuvieras tan buena memoria como buenas respuestas, no necesitaría repetirte tanto las cosas.

-Lo que si me gusta es recordar.

-Los recuerdos son ilusiones, Juan. Ni siquiera habitan tu cerebro.

-Cómo que no. Entonces dónde rayos están.?

-Son atributos del alma. Lo que pasó ya no te sirve como recuerdo. Es tan sólo una interpretación de lo que pasó.

-Discutir contigo es como luchar contra molinos de viento.

-Don Quijote nunca luchó contra molinos de viento sino contra gigantes.

-No es lo mismo?

-No.-Juan puso cara de no entender nada.

-Y cuando termine el congreso, Aurora te va a necesitar para la finalización

-Tendré que hablar

-Que bailar.

-Bailar.?

-De qué te extrañas.? No amas la danza.?

-Sí, claro.

-Pues uno debe hacer aquello que ama.

-Por qué te gusta hablar en enigmas y dejas a los hombres para que ellos adivinen lo que tú ya sabes.?

-Qué gracia tendría que lo supieran todo como yo.?

-Seríamos todos Dioses…..jajajá!!!, y te moveríamos el piso. Eres sabio en serio. Aunque tu me dijiste un día que Dios no existe.

-Ves que para lo que te interesa no pierdes la memoria? Pues sí, en realidad Dios sólo existe en la mente de los humanos.

-Y el día que no haya más humanos, dejará de existir.

-Buen sofisma. Pero cierto.

-Me acaba de pasar por la mente un pensamiento. Qué piensa Dios del tango?

-Que es una expresión del misterio. No es conceptual, es perceptivo. Escapa a una valoración ideológica. El tango es mítico, simbólico, arquetípico, incluyente, atemporal, globalizante, cabalga en una forma de honda galáctica. Aunque imperfecto en su forma, es perfecto en su esencia, refleja lo cruel y lo sublime del ser humano, es comedia y  tragedia al mismo tiempo. Es como la verdad de la vida.

-Todo eso es el tango?

-Nunca lo cuestiones, Juan, al tango. El tango es. Como yo. Es el que es, como yo soy el que soy.-El asombro de Juan crecía cada vez que hablaba con la Voz. Ya se había resignado en cierto modo a vivir del asombro y lo inesperado, que también era una forma de vivir.-Ahora prepárate para otra buena noticia.

-Espera. Me estoy ejercitando en el arte de saber esperar y controlar mi ansiedad. Después me la dices, sí.?. Primero te haré una pregunta que me preocupa porque hay algo en ti que me intriga. Por qué no me has reprochado nunca el que ame a tres mujeres.?

-Por qué habría de hacerlo.? Solo los hombres hacen eso. Todo es cuestión de límites y resistencia. Si logras unirlos, eres tú, sin culpas.

            -Es que a veces me ahogo en un vaso de agua.

            -Nadie se ahoga en un vaso de agua, solo si te permanece dentro.-Juan rió

            -También te sobra tiempo para el humor.?

            -Sin humor nadie sobrevive, Juan. Ni siquiera Dios.



            Aurora se había convertido en una figura mítica, una especie de arquetipo de lo femenino, una hermafrodita cósmica en su contesto unitario y dualista. Desde su centro de informática en Nueva York mantenía una permanente comunicación con todos los grupos planetarios a través de una vasta red de inteligencia. Con su experiencia como ex-presidenta  y sus contactos secretos a través de agentes del gobierno de los Estados Unidos, mantenía una constante actualización en la información, a todos los niveles. Ni qué decir que el congreso en Buenos Aires fue todo un éxito. Se clausuró con un discurso de Aurora en transmisión directa a varios planetas: “hermanos míos humanos, interplanetarios  e intergalácticos de buena voluntad. Desde el planeta Tierra les saludo en este día de despedida y les envío mi abrazo cósmico.-Aurora cruzó sus dos brazos a la altura de sus hombros e hizo una leve inclinación al estilo zen budista.- Agradezco a todos los líderes aquí presentes su participación en este congreso. Muchos de ustedes se estarán preguntando, por qué este evento tan importante se está celebrando en el planeta tierra y en esta ciudad de Buenos Aires, perdida en los confines del cono sur, y está dirigido por una mujer. Hace décadas se viene anunciando que el rol de la mujer en esta sociedad recobraría pronto el lugar que le corresponde y es así como ha sucedido. No es que le hemos quitado a los hombres sus atributos varoniles, sólo estamos equilibrando las  energías femeninas con las masculinas para que la humanidad recobre su integridad. Todo, señores, tiene su tiempo, y el tiempo de la mujer ha llegado. Esta sociedad ha madurado. El próximo paso es pudrirse. Y saben lo que sucede cuando algo se pudre.? Nace una nueva vida. Hace años que los humanos venimos lamentándonos que los sistemas conocidos han entrado en decadencia y descomposición, y tratamos de salvarlos de alguna manera. Gastamos energias y dedicamos tiempo y dinero en aras de una utopía. Estábamos madurando como fruta en el árbol, nos preocupamos cuando la fruta estaba aún verde, nos dormimos en los laureles cuando maduró, nos volvimos a preocupar cundo entró en deterioro, pusimos el grito en el cielo y hasta aguardamos el fin del mundo cuando se pudrió. Y eso es precisamente lo que acaba de ocurrir, llegó el fin del mundo: de un mundo materialista y sin respuestas disponibles. Los grandes gigantes del marxismo y del capitalismo terminaron con las piernas cortadas, religiones como la católica sólo quedaron en el recuerdo de las piedras de sus catedrales vacías, prueba inequívoca de que la historia muere y el arte no, los invencibles colosos financieros también cayeron de su pedestal de barro y hoy ni el euro ni el dólar tienen ya vigencia. La nueva sociedad será más espiritual o no será. Una sociedad donde los milagros existan como ciencia y la muerte como elección. Escuchen bien esto, que hará explotar sus cerebros; este insignificante planeta, tercero del sistema solar, situado entra Marte y Venus, que cuenta a la luna como su único satélite, con una edad de cuato mil seiscientos millones de años, a ciento cincuenta millones de kilómetros del sol y con un corazón de fuego a cinco mil grados centígrados, desconocido para la mayoría de los humanos, ignorado incluso por nuestro sistema solar, este planeta al que ni siquiera nosotros los humanos, sus propios hijos, respetamos violando los más sagrados derechos, olvidándonos de que está viva y sufre, pero lo creemos muerto y nos repartimos sus pertenencias; pues bien, esa gran pachamama ha sido elegida entre todos los planetas de nuestro sistema para guardar en el corazón de cada ser humano un gran tesoro y un profundo misterio: el del amor. Escuchen esto bien: el ser humano ha sido elegido para llevar un día ese amor a otros planetas que hace ya tiempo lo perdieron y son pura inteligencia y se rigen sólo por la justicia.

           Este es un momento de gloria para la humanidad, porque pronto esa misión será cumplida cuando en breve las primeras naves galácticas se posen sobre este piso y nos anuncien que nos esperan en otras regiones remotas para conocer lo que es el amor. Pero sólo aquellos humanos que hayan practicado el amor con sus semejantes podrán estar en esa expedición galáctica. Espero un día encontrarme con todos ustedes en alguno de esos planetas.

           Y una última cosa, antes de dar por cerrado este congreso. Por qué este evento se celebró en Buenos Aires y no en Tokio o París.? Quieren saberlo.?- Se escucharon voces en todo el estadio de “Sí, sí, sí……”-Bien, se lo diré: estamos situados en este momento al sur del gran triángulo. Argentina, conjuntamente con Brasil, ha sido elegida por la Confederación Galáctica  como una de las principales bases de transformación planetaria para la entrada de la Tierra a la Nueva Era. Miles de seres humanos están naciendo con poderes paranormales, algunos de ellos con pleno dominio y control de la física cuántica que les permite tener el poder de lo extrafísico, materializándose y desmaterializándose a voluntad.

           El mundo está a punto de entrar en una conflagración. Tengo pruebas contundentes, aún no comunicables. Es inminente e irreversible. Los que aún permanezcan en la Tierra, sufrirán el horror del estallido que sólo será como un resplandor en el cielo, porque todo será controlado de inmediato por estos nuevos hombres que al entrar en contacto con poderes superiores y en una especie de túnel del tiempo tendrán dominio sobre los campos neutrínicos y reducirán las explosiones nucleares a simples implosiones, haciendo volver a su núcleo cada átomo y cada partícula como si nada hubiera sucedido, restaurando en su origen cualquier órgano o vida afectada. Y un hecho que la aberración humana había convertido en historia, volverá a ser presente.



            -Cuándo ocurrirá eso.?-, se escuchó una voz en la tribuna. -Anoten esta fecha: año 2012. Es todo cuanto puedo decirles. Todo está próximo y todo está lejos, Luego reinará la luz. Las enfermedades serán controladas a nivel de conciencia y podremos optar por emprender un viaje de mil años luz a cualquier estrella en un cerebro de silicio. Europa, por olvidar el sentido esencial de la vida, ha perdido ciertos valores espirituales que aún se conservan en estas regiones. Es por eso que existe aquí una mayor comunicación galáctica.que en el envejecido continente. Cuando el comandante Astar Sheran detuvo su nave y con un absoluto control de los sistemas electromagnéticos paralizó los sistemas de la t.v británica y envió su mensaje, realizó un último esfuerzo para salvar Europa. Pero su mensaje fue olvidado y sus palabras sumidas en el silencio de la incredulidad. Sin embargo sus palabras resuenan aún en los oídos de los hombres y  mujeres de buena voluntad: “aprendan a escuchar la voz de la verdad que está dentro de ustedes mismos”. Pero no lo consiguió. Hoy Europa agoniza, aferrada a un trasnochado capitalismo con el resto del mundo.

            Ustedes, hombres y mujeres del Cono Sur, y sobre todo vosotros niños que estáis viniendo a este mundo con un cuerpo de luz cristalino, pueden salvar el mundo.

            La nueva era será compasiva y Dios será madre además de padre.

            Y para terminar, una anécdota para esta pregunta final: por qué Buenos Aires? El mundo entero lo conoce por una palabra mágica: tango, que es una danza de luz en vórtice. Así es que danza cada partícula del universo. El tango es la danza del silencio y la reflexión, es el corazón del misterio hecho danza. Quien lo baila se convierte en artista de la vida. Las parejas que lo bailan cabalgan sobre una nube armónica, en una red de arte planetario, con los pies en la tierra tridimensional y el corazón en la dimensión de las estrellas donde todo danza y vibra en vórtice.(Aplausos y vítores prolongados).

            Un hombre, a quien van a conocer esta noche, que llena mis días de sueños y mis noches de danza, bailará conmigo un tango para clausurar este Congreso de la Mujer. Los dos aprendimos tango y hoy queremos ofrecerles este pequeño homenaje a Buenos Aires y a su gente maravillosa.

            

            Rápidamente despejaron el escenario que pronto quedó convertido en una pista de danza.

            Enseguida se escucharon los primeros acordes de la música porteña interpretando a Astor Piazzola en una de sus más famosas obras “Santa María de los Buenos Aires.” Aurora y Juan aparecieron en el escenario poco después, ella con un vestido blanco, el pelo recogido, zapatos altos y el porte de una reina. Juan impecablemente de frac negro, engominado y zapatos de charol de taco alto.

            Ya estaban en el centro de la pista. Los dos tocándose las espaldas y las palmas de las manos juntas. Se hizo un silencio total en todo el Estadio cuando las primeras notas del tango La Cumparsita comenzaron a sonar.

            Aurora y Juan aún no se habían saludado ni mirado a los ojos. Se estaban viendo por primera vez en el escenario. Antes de abrazarse hicieron unos firuletes y amagues hasta que Juan, dando un giro sobre sus dos pies, quedó justo enfrente de Aurora. Ahí se miraron y sus corazones comenzaron a latir fuerte. Sonrieron. Luego volvieron a quedar serios. Juan la abrazó y la atrajo hacia su pecho con un gesto de compadrito. Sus frentes se tocaron. Ella se sintió segura entre sus brazos. Èl la apretó más fuerte y luego la fue soltando a medida que se desplazaban por toda la pista a los acordes cada vez más marcados del tango la Cumparsita. Era más que un tango lo que los dos estaban danzando en, era la sincronización de dos vidas en la conjunción del tiempo justo y en el momento justo. Eran dos piezas maestras que se movían en el ajedrez de la sabiduría divina, una provocación al desafío, un reto al destino, un duelo con lo absurdo,

            Allí están los dos hechos uno: como en la película “Lección de Tanto”

           “One is one

            And one are two

            You are me

             I am you.”

           Poco a poco, a medida que la música los envolvía, se iban entregando a la locura del abrazo. Se los veía seguros y concentrados. Poco  a poco se fueron entregando cada vez más a sensaciones más profundas. Aurora había cerrado sus ojos y se dejaba llevar, cabalgando en una nube de sueños, leve, como flotando en horizontes rosados. Se sentía como arrobada en los brazos de Juan. Era suya y no era suya. Se la veía ausente, en los hilos sutiles de una ensoñación, más allá de las cosas. Por momentos se sentía desaparecer y Juan la veía flotar entre luces y sombras. De pronto a Juan lo laceró un recuerdo cuando las estrofas de otro tango cruzaron por su mente: “Las sombras implacables, jugando con mi angustia, me acosan y preguntan, por qué en vano la espero todavía, por qué vivo soñando que alguna vez fue mía”. Sentía que Aurora se le iba de las manos, de la vida, implacablemente. Estando en ese pensamiento vio cómo alguien atravesó la pista en fracción de segundos. Pero a Juan no se le pasó desapercibido. Era él, era Pedro. De pronto, en ese triángulo de contención que forman los brazos del hombre y la mujer cuando se abrazan, Juan sintió que danzaba con ellos una tercera persona. Era Pedro, no había duda. No tardó en escuchar su voz: “sigue bailando, Juan.” El escenario comenzó a extenderse a los ojos de Juan hasta el infinito. Aurora, siempre ausente, no percibió lo que estaba sucediendo. Pero en el triángulo comenzaron a aparecérsele a Juan, todas las personas que él amaba o que un día amó: desfilaron sus hijos, su esposa, Griseta, amigos de la infancia y la juventud, sus padres y hasta personas que no conocía y se esforzaba por reconocer. Trató de hablar con todas, pero Pedro le puso un dedo en los labios y le dijo:” sigue bailando, Juan.” Pero lo que más lo conmovió es sentirse bailando con tres mujeres a un mismo tiempo, pues Laura y Griseta se habían unido a su cuerpo y seguían sus pasos. Allí estaban las tres, sin espacios, sin tiempos, sin culpas, sin reproches. Juan no sabía qué estaba pasando hasta que miró a Aurora que en ese momento abrió sus ojos, lo besó en los labios y le dijo: Juan:

            -Eso se llama AMOR-. Ahora la pregunta que Juan se hacía era aún más desconcertante: quién, rayos, es Aurora?

           

           Con el último compás, los dos conformaron una bella figura de tango, las miles de luces parpadeando, Juan y Aurora se abrazaron llorando de emoción mientras los aplausos no cesaban en todo el estadio.

            -Mi Cielo-dijo Juan,  mientras sus ojos se fundían con los de Aurora-estuviste magnífica. Escucha esos aplausos, son todos para ti, bailaste como una diosa.- Aurora lo besó en los labios con dulzura.

           -Con un maestro como tú cualquier mujer se siente como una diosa-Los dos se abrazaron mientras saludaban a las tribunas que no dejaban de gritar y aplaudir.

           Después lo inevitable. Sonó el despertador.



      

           Juan lo apagó medio con rabia. Quería seguir soñando. Volvió a cerrar los ojos. Poco después estaba de nuevo dormido. Soñó de nuevo pero esta vez no fue con Aurora.

            -Cómo estás, Juan.?-Este vaciló-Es que no me reconoces ya? Soy Pedro

            -Sabés que no te entiendo?-contestó Juan.-De pronto te hacés humo, nos dejás en banda a Griseta y a mi, te encuentro luego con Aurora en su mansión dándole clases de tango en Nueva York, luego en un escenario en Buenos Aires convertido en la sombra de Gost, surgiendo de tus propias cenizas como el ave Fénix. Me quieres decir quién carajo eres? Ya estoy hasta las pelotas de tantos por qués.

            -Soy tú mismo.

            -Porque no nos dejamos de joder y hablamos en serio.?

            -De acuerdo. Qué querés saber?

            -Quién eres, para comenzar.

            -Soy Pedro.

            -Ves que me tomás para el churrete; eso ya lo sabía.

            -Y vos me tratás para el traste. Te Dije la verdad y no me crees.

            -O.K, Vayamos por aprtes:Primero: eres Pedro-Juan respiró para mantener la calma-, mi profesor de tango, bueno, eras. Segundo: por qué nos dejaste plantados a Griseta y a mi y te borraste olímpicamente?

            -Tercero-contesto Pedro, ya medio encabronado-quién eres tú para someterme a semejante interrogatorio?. Escúchame bien pedazo de pelotudo, Griseta te necesita a ti más que a mi, es que aún no caíste del catre?

            -Qué carajo quieres decir.?

            -No te hagás el zombi. No eres ningún gilito. El “bobo” manda.

            -Un momento. No te permito. Tengo mujer y tres hijos.

            -Y una amante de trinquete en Nueva York-Pedro reía ahora a carcajadas.

            -Es mi vida.

            -Es mi vida!, y lo decís asi. Primero te acusás, luego te excusás. Ya no sabés ni quién sós.

            -A dónde quieres llegar con todo esto?

            -No me vayás a decir que amás a las tres

            -Y qué tiene?

            -Por tener no tiene nada. Y tiene todo,

            -Por qué tan misterioso? Además, quién te dio vela en este entierro.?

            -Vos

            - Ah, si?

            -Ya lo olvidaste? Qué es lo que me dijiste el primer día que nos vimos? Deja que te refresque un poco el balero, que parece que lo tienes bastante empolvado. Esto es lo que me dijiste:”no me dejes pasar una”. Lo dijiste o no lo dijiste?

            -Me refería al tango, no a mi vida.

            -Qué diferencia hay, hermano?-Juan no dijo nada.-El tango es la vida, Juan. Vos le ponés condiciones y es la vida quien te las pone.

           -Hay una moral, el respeto, está la integridad-se defendió Juan.

           -Todas esas patrañas juntas no son más que la muerte del amor cuando se racionalizan. Un puro invento de la mente. Quién le puede prohibir a un hombre o a una mujer amar sin condiciones? Sabes algo? Los éticos y los moralistas existen aún en este mundo de mierda porque está lleno de miedosos y mediocres como vos, o como tú, si es que te suena mejor.. Cómo has cambiado, Juan. Pero para mal. Te quedaste en el amor condicionado, o si lo prefieres, acondicionado, como el aire que lo subes y bajas a conveniencia.- Juan se había quedado otra vez sin palabras.-Pero no te preocupés, no voy por eso a dejar de ser tu gomía. A un amigo no se lo deja en la estacada, y tú fuiste y seguirás siendo mi amigo. Puedes contar conmigo. Eso sí, no me entrés a fallar porque es lo único que aún no aprendí a perdonar.

           -Gracias Pedro. No voy a preguntarte por qué lo hiciste, tus razones tendrás. Lo que importa es que seguimos siendo amigos.

           -Entonces choca esos cinco, hermano.

           -Mejor te doy un abrazo.-Se abrazaron efusivamente.

           -Como el primer día. Te acordás lo emocionado que estabas, Juan?

           -No me lo recuerdes que me pongo a lagrimear. Sabés una cosa? Nunca tuve un amigo. Bueno, lo tengo, sí, pero es invisible el muy cabrón.

           -Cómo que es invisible?

           -Tal y como lo escuchaste. Habla conmigo pero no lo veo.

           -Qué, chamuyan por la Internet?

           -Nada de eso. Lo tengo al lado.

           -Y no lo ves?

           -No

           -Qué raro. No será algún finado?-Juan hizo la señal de la cruz.

           -Deja en paz a los muertos. Me asustan.

           -Está bien. Volvamos a lo que estábamos hablando. Qué te bate, Juan, tu sabiola con respecto a la moral de tus actos? Apolillás tranquilo?

           -La verdad es que estoy bastante confundido. No sé si hacerle caso a esta o a este.

           -Yo se lo llevaría a este, casi nunca falla.

           -Te voy a hacer caso. El cuore, como tú lo llamas, es un buen maestro.

           -A él, hermano, no lo podés engrupir. Y no olvidés que es tu vida la que está en juego. Te las vas a tener que arreglar solito. Aprendé del tango, que es llorón pero a la hora de la verdad también es macho.

          -Pero te tengo a ti de amigo.

          -Eso es verdad, pero hay cosas que uno se las tiene que bancar en soledad.

          -Si no fuera por tu boca sucia, por ese maldito lunfardo, que ya me pegaste y porque te estoy viendo, creería que estoy hablando con la Voz y no contigo.

          -Hasta el diablo, hermano, se disfraza a veces de ángel y te entra a engrupir.

          -A esta altura puedo creer o descreer cualquier cosa.

          -No me gusta dar consejos, tampoco que me los den, pero si me admitís uno te diría que no le creás a nadie, ni creás en nada, sólo en ti mismo,  Con los tiempos que corren cualquiera te puede borrar de su vida y pasás a ser recordatorio. Hacéle caso, Juan, al cuore, ese no falla jamás, se juega la vida por vos, en él podés confiar mejor que en ningún amigo, que a la larga también te fallan fulero, pero este no falla nunca, es tu cómplice, se encurdela con vos, duerme con vos, mejor dicho no duerme, porque si lo hiciera, adiós Juan…jajajá!!!, y por si fuera poco te acompaña al cajón. Crees que alguien asi te podría fallar.?

            -Gracias, Pedro, o quien quiera que seas, quiero que sigas siendo mi profesor.

            -Lo siento, hermano, No por ahora. Me reclaman prioridades. Y ahí va otro consejo por si te sirve: no te aferrés a las personas ni a la vida, que como dice el tango sólo es “una herida absurda”, que, aunque te la cure, a la larga te mata.

           -Tanto te gusta el tango que siempre lo nombrás?

           -Yo soy el tango..-Cuando Juan levantó la cabeza, Pedro ya se había ido..

            Esta vez no lo desveló el despertador, que no había puesto en hora, fue su hijo Luisito que entró de sopetón en su habitación gritando de alegría porque se había sacado un diez en historia y un nueve en geografía.

            -Te felicito, hijo,-Juan lo abrazó.-Me levanto y lo festejamos, si?

            -Claro, pá.



            Aquel iba a ser para Juan un día de encontradas e impensadas emociones.

          
          

 

-.

3 comentarios:

  1. Que idéia maravilhosa, Pepito, publicar a novela em capítulos. Parabéns!!! Roseana

    ResponderEliminar
  2. y además es muy buena!!! muy bien escrita. Roseana

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Roseana, por tomarte tu tiempo y pasar por mi blog. Lo hice ásí-publicarlo por capítulos-por la idea que tú me diste un día y me pareció genial.

    ResponderEliminar